Uno de los libros recomendados como lectura de entretenimiento en estos días de vacaciones y merecido descanso es “La Sociedad de la Mentira” -“La guía definitiva para conocer todas las teorías de la conspiración”-. La obra es editada por Thom Burnett, pseudónimo de un experto en seguridad y asuntos militares de Gran Bretaña, quien cuenta con el apoyo de estudiosos de los casos más dominantes en el mundo de las conspiraciones en lo político; las desapariciones misteriosas; los suicidios supuestos y las muertes poco claras de personajes-obstáculo para decisiones de trascendencia. (Editó Planeta; 2008. 763 Páginas).
Benjamín Franklin manifestó en algún momento: “Para que tres personas guarden un secreto, dos de ellas deben estar muertas”. Esta frase fue un referente importante en el trabajo de Kermit Hall, director del equipo encargado de los documentos del “Assassinations Records Review Board” para la revisión de los testimonios de varios crímenes de personajes importantes en Estados Unidos; y sirvió como uno de los temas guía en la elaboración de esta obra.
La verdad no es otra cosa que aceptar la realidad y estar conforme con ella. El relativismo de la verdad está en afirmar que la verdad es relativa. Al interior de la teoría de la conspiración la verdad está en relación directa con las necesidades económicas, políticas y religiosas que determinan un clima de seguridad social procurando el bienestar a estados, grupos o personas. Bajo estas premisas se poseen archivos, pruebas, testigos; supuestamente todo bajo estricto control. La verdad se encapsula en el “Top Secret”, para evitar que sea revelada; protegiendo a interesados tan ocultos como amenazados.
La investigación exhaustiva de comunicadores, historiadores e investigadores presiona a las autoridades o a los guardianes del secreto, cuando la información tan bien guardada puede entrar a causar mayor daño en su ocultamiento que en su revelación. Al correrse el velo queda al descubierto un rompecabezas resuelto con sus piezas completas, determinando el suceso, en la mayoría de los casos, cuando sus principales protagonistas han desaparecido: el alma de la conspiración.
La conspiración es la acción legal o no legal, de personas unidas por un interés político, económico, religioso o social; cuenta con medios reservados y engañosos para proteger la seguridad de estados, grupos y personas. Los ejemplos comunes de situaciones propicias para alentar acciones relacionadas con la conspiración se encuentran en los archivos oficiales de todos los estados y sus relaciones con grupos terroristas, guerrilleros, paramilitares, militares; relación de genocidios, magnicidios, procesos de desinformación, conspiraciones nacionales e internacionales, uso y abuso de los servicios de inteligencia; situaciones difíciles de figuras clave de la sociedad, la política y el estado;
conspiraciones médicas, militares, religiosas y de la realeza; la operación de las sociedades secretas; los extraterrestres y la procedencia de los objetos voladores no identificados (Ovnis).
La conspiración determina su operación sobre la estructura del poder en sus diferentes manifestaciones. Parte de la importancia de ciertas áreas geográficas del planeta como puntos estratégicos en lo territorial, lo político y lo económico. La estrategia se fortalece con el apoyo que se da a ciertos gobiernos durante largos períodos, hasta el momento que dejan de ser útiles. La conspiración se trama para deshacerse de ellos.
La guía hacia el conocimiento de las teorías de la conspiración nos recuerda casos comunes de la vida del siglo XX: la muerte en un accidente automovilístico de una princesa; las investigaciones en la biología humana; los falsos positivos para derrocar un gobernante; los informes sobre armas de destrucción masiva no encontradas; los asesinos en solitario declarados pacientes psiquiátricos; la guerra de las galaxias y un sinnúmero de acontecimientos de los cuales hemos sido testigos en el trascurso de nuestra vida trashumante por la tierra.
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