Se ha considerado por tradición que las matemáticas y el lenguaje deben ser las áreas prioritarias en el aprendizaje, al lado de unos contenidos que se encuentran en las demás áreas del conocimiento, donde necesariamente se aplican - matemáticas y lenguaje - y donde también existen temáticas inquietantes que se pueden mover en los planos específicos de sus particulares lenguajes. Tanto la palabra como el número irradian todos los ámbitos del conocimiento, se expresan con palabras y se grafican con signos: letras y números.
Los problemas en el aprendizaje de los lenguajes parecen centrarse en la parte gramatical. Recordando la educación básica, se hacía torturante comprender las conjugaciones verbales, los verbos irregulares, la ortografía, la puntuación y la buena dicción; y en las matemáticas las tablas de multiplicar aprendidas a cocotazos, los quebrados o fraccionarios, los decimales y la regla de tres simple y compuesta. Desde estos momentos básicos de la escuela de antes, se puede concluir que existen otros espacios del conocimiento determinados por las Ciencias Naturales y las Ciencias Sociales con una marcada correspondencia con el lenguaje y las matemáticas.
Transcurrido un año de tareas se hace conveniente reconocer que la Institución Escolar reclama cambios estructurales, sobre los asuntos descritos, los cuales, muy a nuestro pesar, se hacen desde un escritorio en el nivel central, dejando de lado una problemática con raíces en las condiciones particulares del hogar, las necesidades del medio, el universo de la escuela, los procesos al interior del aula de clases y las tareas de Docentes y Estudiantes que viven la experiencia de los aprendizajes.
Si el informe escolar y los resultados en matemáticas y lenguaje - entran a terciar la lengua materna y una segunda lengua - preocupan a padres, madres, directivos y docentes de instituciones escolares, estos pueden ser objeto de cambio contando con lo que todos los estamentos deseen destacar y de acuerdo con el proceso de desarrollo de los estudiantes, niños y niñas. Conviene darse cuenta sobre lo que hijas e hijos aprenden, lo que deben aprender y cuál debe ser la utilidad práctica de esos aprendizajes. Como las asignaturas no están concebidas para entregar unos datos de eficacia, lo aprendido en el mundo de todos los lenguajes incide en forma determinante en los comportamientos que se van asumiendo y en los futuros nuevos aprendizajes.
Las áreas del conocimiento, agrupadas en Ciencias Naturales y Ciencias Sociales, con las Ciencias de las Matemáticas y de los Lenguajes marcan de la misma manera la aprehensión de los conocimientos desde la relación humana de las diferencias individuales. Por alguna razón biológica, psicológica, cultural o social el desempeño de algunos estudiantes se manifiesta con mayor intensidad en determinadas áreas del conocimiento, que permiten hacer visibles los territorios de las fortalezas. Las debilidades operan en el mundo de la dificultad y la desesperanza. Dentro de los procesos de aprendizaje donde priman las fortalezas se pueden trabajar las debilidades, por convicción menos que por presión, buscando cambios de actitud y mejores resultados.
Padres, madres y educadores, deben tener en cuenta a la persona que tienen frente a sí, determinar sus fortalezas y debilidades para estar seguros del tipo de intervención que necesita, más allá de las matemáticas y el lenguaje y con base en lo que cada uno pretende lograr. La pretensión primaria debe conducir a la búsqueda permanente de una vida con calidad enmarcada dentro del propósito eterno por el encuentro con la felicidad.
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