jueves, 29 de diciembre de 2011

EN EL MUNDO DE LO DESECHABLE

Desechar implica excluir, dejar, retirar, desconocer, inutilizar. Costumbre asumida al descartar cosas, objetos, compromisos y situaciones, considerando que la vida útil ha terminado, que ha cumplido la misión y que son fáciles los reemplazos.

La generación anterior a la actual, se movió entre lo reciclable, lo reutilizable, actitud cada vez menos frecuente, ante las diferentes formas de aceptación y consecución de productos que estimula la sociedad de consumo: todo puede ser reemplazable.  Lo superfluo, parece marcar de la misma manera las condiciones de vida de las personas. 

El mundo de lo desechable invade los cielos con  desechos espaciales, minúsculos satélites muertos que esperan regresar a su pasado perdido; en la tierra con miles de toneladas de basura diaria, basura hospitalaria, tecnológica y nuclear; y en el agua, muchos ríos de desechos son recorridos por frágiles canoas en varios lugares del mundo mientras una isla de basura flota a la deriva en los mares del Pacífico.

Con el avance de la industria textilera, las modas se imponen por temporadas y las prendas de buena calidad se consiguen a mejores precios. Los sistemas de crédito superan las expectativas al facilitar la provisión de todo tipo de elementos para descartar lo pasado de moda. El calzado llega a todos los pies y se habla de cosas distintas a la remonta, al reciclaje, al remiendo y al uso de segundas. Aguja y dedal pasan a mejor vida; sastre, zapatero y costurera sobreviven para atender esporádicas emergencias.

Los electrodomésticos entran a reemplazar las antiguas maneras de procesar alimentos. Herramientas e implementos de ferretería de fácil acceso en tiendas y supermercados, hacen obsoletos los minúsculos objetos del “puede ser necesario”. El mundo del papel revoluciona los espacios íntimos de la higiene y el uso y cuidado de alimentos; pañuelos y pañales de tela pasan al recuerdo. Ya no se remallan medias ni se le colocan remiendos a las prendas de vestir.
                   
La vida humana no escapa a los cambios; la mujer tomada por débil recupera su sitial desde el reconocimiento de sus derechos y se transforma con su participación en el trabajo y la toma de decisiones en los asuntos de la investigación, la ciencia, la cultura, la guerra, la paz y los más disímiles asuntos del estado. Evita en gran medida convertirse en ama de casa provocando un replanteamiento del esquema de familia. La comunidad gay sale del closet con timidez, ocupando poco a poco espacios que obligan a respetar la diversidad y a reconocer en el otro el derecho a una manera diferente de vivir y de pensar.

 Las relaciones interpersonales varían en forma considerable. Las decisiones se toman en pareja y las antiguas declaraciones de amor han pasado al plano de lo anecdótico porque el amor es tan efímero como viene siendo la vida en pareja. Ya no es frecuente escribir cartas de amor, los bambuqueros son reemplazados por mariachis a la colombiana y las serenatas eluden el balcón para apoderarse de la sala. El matrimonio de unión para toda la vida, ha sufrido un cambio sustancial, con las formas de separaciones legales, divorcios,  matrimonios civiles, uniones y desuniones de hecho. Todo lo soñado como eterno queda enredado entre la sutileza de las románticas notas de bellas melodías de otros tiempos.

 Actualmente los hijos se tienen más por accidente que por un deseo serio. La madre tradicional de tiempo completo y dedicación exclusiva da paso al madresolterismo: tías y abuelas asumen nuevos roles ante las obligaciones de trabajo de las madres modernas. La función del padre ha variado en forma notable y la responsabilidad en cuanto su paternidad viene siendo exigida en miles de casos, frente a los jueces de familia.
                       
La educación sigue en su búsqueda permanente. Superada la época de la pedagogía del castigo,  ahora se trata del aprendizaje como una actitud del estudiante acompañado por su maestro. Se estudia sobre la aplicación de modelos eficaces de promoción. Los útiles escolares son variados y para “todos los bolsillos”. Cada año aparecen nuevos textos supuestamente “actualizados”. Los estudiantes de hoy exigen útiles escolares actuales, a la moda, reforzados por una moderna calculadora y un computador con servicio de Internet.

Los supermercados reemplazan a la tienda de la esquina. Los alimentos vienen empacados al vacío y en lujosos envoltorios. Se pueden conseguir naturales y sintéticos. Envases de leche y gaseosas son desechables, lo mismo que los de muchos productos, gracias a la proliferación de los plásticos. El teléfono fijo es reemplazado por un celular de corta vida  por la llegada constante de nuevas tecnologías. Tanto el comercio como el turismo se las ingenian para hacer de cada día y de todo acontecimiento una fiesta.

El mundo de lo desechable abarca terrenos tan complejos como la concepción de la vida de las personas, de los animales, las plantas y la supervivencia del mismo planeta que sufre los rigores de sus depredadores.

DOS INQUIETUDES

En la finalización del año escolar se presentan dos situaciones suigéneris: la inquietud por parte de padres y madres de familia sobre el cuidado de todos esos “locos bajitos” sueltos; y los consabidos resultados del trabajo escolar desde las evaluaciones de actividades y períodos.

La institución escolar ha servido para mantener en una relativa protección a un sector de la población altamente vulnerable: niñas, niños y jóvenes. Los estudiantes mayores de dieciocho poseen mejores mecanismos de defensa ante las arremetidas de todo tipo de peligros en la vida diaria, aunque gran parte de ellos en virtud de la sobreprotección no han podido aún salir del cascarón. Cualquier lugar al cual los estudiantes se desplacen llena de intranquilidad a los padres: paseos, viajes, excursiones, porque consideran que lo único seguro es la “falda materna” y el cuidado policial de algún miembro de la familia.

La llegada del período de vacaciones inquieta por el miedo latente, desde el cual se cuestiona el sistema de crianza: instante propicio para evaluar, si los aportes entregados a los hijos en materia de formación, autoprotección, autoconfianza y solución de problemas repentinos de la vida diaria, tienen alguna validez.  Esta situación justifica que desde el hogar se trate de prolongar el período escolar con  programas extraclase: actividades semiescolarizadas para reforzar algunas áreas del conocimiento o la participación en  tareas lúdicas: uso creativo del tiempo libre,  vacaciones creativas y recreativas. Los estudiantes un poco defraudados, se pueden preguntar: “¿Y entonces, para qué las vacaciones?”

La segunda preocupación es en torno a la promoción del estudiante al grado siguiente. En este aspecto prima la decisión unilateral de la institución escolar con base en los estados del conocimiento del estudiante. El aprender es una función autónoma, homogénea, pero la actividad de aula parte del trabajo con grupos de estudiantes diferentes, distintos. Los lineamientos generales, tratan de articular los contenidos desde la diversidad hacia la unidad. Un propósito destaca la actividad escolar: lograr obtener desde el máximo esfuerzo del estudiante, los mejores logros en lo personal y por contraprestación en lo grupal.

La evaluación es un catalizador que muestra los resultados de los procesos y las condiciones apropiadas para la promoción, esperando descartar el facilismo y la mediocridad. Ronda por supuesto la permanente disquisición entre lo preferente: si lo cualitativo o lo cuantitativo. Lo cualitativo escapa a toda medida distinta a lo conceptual, aunque tiene su sesgo, porque se dificulta medir estados del conocimiento,  comportamientos y niveles de desarrollo en los cuales están involucrados muchos factores. La valoración numérica, cuantitativa, es la más cómoda pero parece ser la menos acertada.

La Escuela Nueva hizo grandes aportes al valorar objetivos de aprendizaje (logros), para asegurar la promoción; pero en una sana política de evaluación la mejor medida es el educador capaz de valorar cualitativamente lo que el estudiante sabe y no sabe, responsabilizándose de la promoción en virtud de un análisis serio de las fortalezas y debilidades de cada evaluado.

La evaluación cualitativa busca un modelo que permita mejorar lo individual, evitando la competencia entre los estudiantes y las comparaciones desde las cuales se definen las categorías de excelente, aceptable, insuficiente, aplazado, bueno, malo, atrasado, aprobado o reprobado. El proceso de aprendizaje en el estudiante, no tiene calificación por las condiciones de apropiación de los conocimientos: dificultosas, lentas, o  aceleradas; determinantes solamente de diferentes estados del conocimiento.

Grupos de estudiantes diversos se homogenizan para hacer menos dispendiosa la tarea escolar, facilitando la evaluación y el cumplimiento con los requerimientos de las autoridades educativas y la institución escolar, sólo como búsqueda de logros colectivos. Si bien es cierto que el tiempo en el cual está inscrito el año escolar, es una presión para el estudiante y una exigencia máxima para el docente; el docente sabe que se pueden dosificar los contenidos para asegurar sus personales logros, con personas que se encuentran en un estado del saber dentro de un largo proceso que dura toda la vida.

CONTRACULTURA

La contracultura es la respuesta de muchos sectores de la sociedad, especialmente de la gente joven, ante unas condiciones de vida consideradas poco acordes con la realidad que se vive y desde donde surgen el  descontento y la necesidad inmediata de cambio, el rompimiento de estereotipos de conducta y la formulación de modelos que se aproximen a lo actual, lo vivencial.
Esta búsqueda provoca la resistencia de las generaciones anteriores, con notas desalentadoras que se repiten durante muchos períodos de la historia humana.
En el año 1965, un grupo de Jóvenes en San Francisco California (USA) consideró que las condiciones de vida que llevaban en nada procuraban su felicidad; víctimas de una sociedad sin rumbo, absorbente, mecanizada, automatizada, que los convertía solamente en parte del engranaje social. Consideraban que era posible explorar otras alternativas desde propuestas más simples. La vida solamente podía tener sentido en el amor, en el aquí y el ahora, descartando pasados pesarosos y futuros inciertos. Esta fue la generación de  “los niños de las flores”, quienes dieron apertura hacia culturas desconocidas: otros modos de vida y  otras formas de pensar y soñar.
La mujer venía realizando la búsqueda de sus derechos frente a las eternas restricciones patriarcales, así logró ser persona frente a la ley y el mundo. Convertida en objeto bonito por la sociedad de consumo, fue comprometida a mostrar su cuerpo, estilizar la silueta, figura delgada y alargada como ideal de belleza femenina. El atuendo completó el propósito: minifalda, bikini, pantimedias, el pantalón masculino y prendas que permitían gran soltura, moda unisex y peinados altos. Una nueva lucha debía emprender para recuperar sus conquistas.  Los muchachos por su parte lucían pelo engomado y ropa informal, consecuencia de las nuevas tendencias que movían la vida del mundo. 
Mientras estas cosas sucedían en la tierra, la carrera espacial buscaba caminos en el cielo y Bob Dylan, el poeta estadounidense de la contracultura, deleitaba los auditorios con su música de paz y amor: “¿Cuántas veces puede un hombre volver la cabeza simulando que no ha visto nada? La respuesta amigo mío, está en el viento… la respuesta está en el viento.” 
Las manifestaciones de la contracultura tomaron posición en las más novedosas expresiones del arte y la música. El Arte Pop o Pop Art, creado para las masas, se tomó el mundo. El capitalismo moderno lo incrustó en la sociedad de consumo al introducir elementos populares en los rígidos esquemas de la cultura de élite, generando serios rompimientos con lo tradicional.
Andy Warhol, padre del Arte Pop, apoyó sus obras en fotografías. Pinturas de enormes latas de sopa, hamburguesas gigantes y banderas estadounidenses fueron presentadas  como obras de arte: “Formas nuevas, medios nuevos; entornos, situaciones, espacios”, adscritos a la sociedad de consumo.
El mundo de la música asaltó la rigidez de la academia: “es el tiempo de los jóvenes y de las posturas que desafían lo establecido”; Irrumpieron con gran alboroto y nuevas propuestas Los Beatles y Los Rolling Stones, cuyas canciones recogían la protesta y el reclamo, que al ser vertidos al español perdían todo su sentido y toda su fuerza. Muchos de estos personeros de los nuevos tiempos se proclamaron más famosos que Jesucristo para participar dentro de  un proceso espiritual de cambio, gestado las decepciones de esos mundos artificiales; “la incertidumbre del camino a seguir”; Los Beatles rompieron su propio mito y entonaron “Let it be” (Déjalo ser)”.
El Pop Art, con el rock and roll, como expresiones de la contracultura, marcaron su influencia en la juventud; ritmos desenfrenados y ruidosos, manifestaciones de energía, gritos y estridencia que desplazaron a las sensibles melodías de la generación anterior.
Los hippies lucharon por volver a la naturaleza, tras el rechazo a la sociedad de consumo, “era difícil ser una piedra que rueda” (Rolling Stone), lucha que no ha cesado ante la aparición de nuevos movimientos que recogieron esos ideales. La contracultura, el arte pop y todas las tendencias afines, siguieron su camino evolucionando a formas que comprometen cada vez más el alma popular, a la gente joven y a las generaciones actuales que tendrán en un momento espacios para disfrutar sus silencios y soledades, antes de tomar las riendas del mundo.

ENTRE LAS MATEMÁTICAS Y EL LENGUAJE

Se ha considerado por tradición que las matemáticas y el lenguaje deben ser las áreas prioritarias en el aprendizaje, al lado de unos contenidos que se encuentran en las demás áreas del conocimiento, donde necesariamente se aplican - matemáticas y lenguaje - y donde también existen temáticas inquietantes que se pueden mover en los planos específicos de sus particulares lenguajes. Tanto la palabra como el número irradian todos los ámbitos del conocimiento, se expresan con palabras y se grafican con signos: letras y números.

Los problemas en el aprendizaje de los  lenguajes parecen centrarse en la parte gramatical. Recordando la educación básica, se hacía torturante comprender las conjugaciones verbales, los verbos irregulares, la ortografía, la puntuación y la buena dicción; y en las matemáticas las tablas de multiplicar aprendidas a cocotazos, los quebrados o fraccionarios, los decimales y la regla de tres simple y compuesta. Desde estos momentos básicos de la escuela de antes, se puede concluir que existen otros espacios del conocimiento determinados por las Ciencias Naturales y las Ciencias Sociales con una marcada correspondencia con el lenguaje y las matemáticas.

La Institución Escolar trabaja para la necesidad del informe escolar y las próximas o lejanas Pruebas de Estado, los contenidos operan en función de lo que cada uno (Acudientes y Estado) desean recibir como prueba del trabajo escolar, haciendo énfasis en las llamadas áreas básicas. Asignaturas e informes entran al terreno de la preocupación reiterada sobre algo más a atender: la adecuada o inadecuada evaluación escolar que en este momento concilia a Noviembre y Diciembre como meses de resultados en las labores de aula y por supuesto, la graduación de quienes terminan las correspondientes etapas de formación.

Transcurrido un año de tareas se hace conveniente reconocer que la Institución Escolar reclama cambios estructurales, sobre los asuntos descritos, los cuales, muy a nuestro pesar, se hacen desde un escritorio en el nivel central, dejando de lado una problemática con raíces en las condiciones particulares del hogar, las necesidades del medio, el universo de la escuela, los procesos al interior del aula de clases y las tareas de Docentes y Estudiantes que viven la experiencia de los aprendizajes.

Si el informe escolar y los resultados en matemáticas y lenguaje - entran a terciar la lengua materna y una segunda lengua - preocupan a padres, madres, directivos y docentes de instituciones escolares, estos pueden ser objeto de cambio contando con lo que todos los estamentos deseen destacar y de acuerdo con el proceso de desarrollo de los estudiantes, niños y niñas. Conviene darse cuenta sobre lo que hijas e hijos aprenden, lo que deben aprender y cuál debe ser la utilidad práctica de esos aprendizajes.  Como las asignaturas no están concebidas para entregar unos datos de eficacia, lo aprendido en el mundo de todos los lenguajes incide en forma determinante en los comportamientos que se van asumiendo y en los futuros nuevos aprendizajes.

Las áreas del conocimiento, agrupadas en Ciencias Naturales y Ciencias Sociales, con las Ciencias de las Matemáticas y de los Lenguajes marcan de la misma manera la aprehensión de los conocimientos desde la relación humana de las diferencias individuales. Por alguna razón biológica, psicológica, cultural o social el desempeño de algunos estudiantes se manifiesta con mayor intensidad en determinadas áreas del conocimiento, que permiten hacer visibles los territorios de las fortalezas. Las debilidades operan en el mundo de la dificultad y la desesperanza. Dentro de los procesos de aprendizaje donde priman las fortalezas se pueden trabajar las debilidades, por convicción menos que por presión, buscando cambios de actitud y  mejores resultados.
                                                                                                         
Padres, madres y educadores, deben tener en cuenta a la persona que tienen frente a sí, determinar sus fortalezas y debilidades para estar seguros del tipo de intervención que necesita, más allá de las matemáticas y el lenguaje y con base en  lo que cada uno pretende lograr. La pretensión primaria debe conducir a la búsqueda permanente de una vida con calidad enmarcada dentro del propósito eterno por el encuentro con la felicidad. 

BALANCE 2011

Terminado el año escolar, se desplaza una cantidad de tiempo ocioso y surge  la dificultad para lograr que la población escolar haga uso de él, en forma adecuada. Como los recursos son pocos para la atención de la actividad lúdica, la responsabilidad se le deja a la Divina Providencia o al municipio. Gran número de niños, niñas y adolescentes hacen uso a su manera del tiempo libre, e invaden lugares públicos para explorar el mundo del alcohol, las substancias psicoactivas, el sexo o las actividades de alta exigencia que activan temporalmente la producción de adrenalina: la velocidad y el riesgo operan como drogas que invitan a que el organismo responda a situaciones límite.

El período de Navidad y Año Nuevo es un conjunto de muchas cosas que la tradición no ha logrado superar: la pólvora, el desorden en las comidas, la ingesta de grandes cantidades de alcohol y las compras. Las vacaciones colectivas hacen que gran parte de la familia se encuentre en casa, que los ausentes lleguen al reencuentro y que la prima de navidad se diluya sin remedio. El comercio se atiborra de compradores compulsivos y pululan las ofertas de todo tipo para captar esos dineros de ahorros con la posibilidad del “pague después”.

El desorden colectivo también parece ser lugar común en las festividades de fin de año. Santos e inocentes postrados en la clínica de fracturas entienden que la velocidad no es rentable; en el pabellón de quemados con pólvora, niños y adolescentes pagan su riesgo con la promesa del “no lo vuelvo a hacer”, cuando ya no hay remedio. En otra sala los receptores santos e inocentes de las balas perdidas, culpan a su destino incierto en la mira de asesinos fantasmas. Muchos de estos clientes del diciembre frustrado, sueñan con la novena en familia, con los regalos y el sabor a comidas de navidad.

Cuando llegan los últimos días de Diciembre todo entra en el letargo de las cosas suspendidas, acompañados por la llegada de situaciones insólitas que tienen mucho de desconcierto. Se concreta el aumento salarial -que jamás dejará de ser irrisorio-, por aquello de la desproporción entre ingresos bajos y costo alto de los productos de consumo.

En los últimos minutos del año que termina y primeros del año que comienza, surgen momentos llenos de regocijo y nerviosismo; instantes  que nos hacen sentir como suspendidos en el tiempo, comprometidos con el pasado y aferrados al presente. Es el  instante para las reflexiones y las promesas: Promesas de hacer ejercicio y rebajar un kilo por mes para compensar los desajustes en el exceso de peso, el azúcar en alza y las tallas constrictoras. Resultado: aumento de peso, cintura expandida y sentencia de aumentar de talla. Dejar de fumar, dejar de beber, dejar de comer en exceso. No se logra. Son promesas que se pueden reciclar, pero se comprende que se puede ser feliz con poco

Las eternas promesas nacionales: prepararnos para las inundaciones, las sequías y los terremotos. ¿Qué pasa con nuestras universidades? ¿La ingeniería nacional tendrá algo que responder? ¿Se quedó corta? ¿Para qué sirven la planeación, la geología y la alta tecnología? La culpa sigue siendo del agua, la lluvia, de la montaña, del río, del mar. ¿Olvidan que la naturaleza enciende sus lucecitas rojas de peligro? Pero hay mucho sordo y mucho ciego. Cuando la avalancha baja, todo es borrado a su paso y se entiende la señal… ¡ya no hay remedio!

En medio de las cosas gratas existe también el momento inoportuno del recuento de las desdichas, principalmente aquellas que llevan a aceptar que los males sociales y políticos del país son acumulados de muchas décadas. Se ha comprobado que la paz es más barata que la guerra. La población armada subsiste. La guerra se hubiera resuelto en una mesa de negociaciones, a bajo costo, hace más de cincuenta años. La corrupción es otro tema recurrente del balance anual: enormes sumas de dinero desaparecen mientras la solución a los desastres de la población se asumen desde la teletón, la caridad oficializada y la bondad infinita de nuestra gente.

El mundo nuestro de cada día tiene también su balance anual cuando se recuerda el logro del efecto dominó con la caída de varios regímenes de partido único, los cuales dejan de ser útiles para las metrópolis detentadoras de materias primas, sobre todo del petróleo. La crisis financiera mundial toca todas las puertas. La muerte, el hambre la peste y la guerra, los cuatro jinetes del Apocalipsis, recorren la tierra como producto incubado de la desigualdad en la distribución de riquezas, alimentos y de las oportunidades de una vida mejor en un mundo creado para todos.

A pesar de todo, bueno o malo,  la vida sigue siendo la más grata experiencia sobre la tierra y con dificultades o sin ellas vale la pena vivirla.

Amigo Lector: ¡Feliz 2012!

REGALA UNA SONRISA Y... UN ABRAZO


La naturaleza cumple sus ciclos con una regularidad asombrosa. Todo se enmarca en el mundo de los opuestos: invierno en el norte y verano en el sur.

Influenciados por la cultura judeocristiana que tuvo su ascendiente sobre los países del hemisferio norte europeo, nos llegó el retrato de los paisajes de invierno, además de un legado de tradiciones y costumbres determinantes de todas las celebraciones, las cuales en un sano sincretismo tomaron mucho de las
culturas africana y amerindia.

La religiosidad recoge los conceptos de divinidad, verdad y eternidad; rinde culto a los dioses, posee textos sagrados como referente de verdad ante sus dictados y conserva sus rituales y códigos de comportamiento para el núcleo de los creyentes. En el reino de la palabra hay un cielo y un infierno y en la tierra muchos lugares de peregrinación. La religiosidad busca la perfección en función de lo divino, entre el amor y la humildad; y para más allá de la vida existe un lugar en lo eterno en el que la vida nueva reposa su soñar… el interminable discurrir por la armonía, la paz y la felicidad.

Lo divino siempre ha estado en el aliento de todas las cosas, en el alma profunda de la naturaleza. La dependencia hacia cada elemento marca las fronteras con el cielo. Dioses menores habitan cada lugar y ayudan a todos los seres a cumplir su misión sobre la tierra, pero también buscan que los humanos accedan a esos espacios de luz desde el trabajo y el conocimiento, minimizando la dependencia y racionalizando los vínculos.

El nuevo pensamiento religioso toma todo lo conocido de las creencias primitivas enmarcadas en la verdad del universo y el comportamiento de los seres entre los nacimientos, los desprendimientos y el cumplimiento de sus misiones.

Nacimiento, natividad, navidad desde siempre convertida en ese recordar del milagro de la aparición de todas las cosas. Canto a la fecundidad y a la vida, el comienzo de las eternidades, el renacer cada año entre lo profano y lo divino. Navidad,  recuerdo del culto a la luz, al fuego y al trueno; el culto al bosque, al árbol, a la naturaleza en todas sus manifestaciones, recuerdo de las nuevas presencias.

Navidad es una invitación al encuentro con la familia, los parientes, los amigos. Es el momento de decir “¡te quiero!”, “¡te extraño!”; es el instante para pensar cuán importante ha sido nuestro paso por la vida. Desde este espacio en el tiempo, ¿por qué no aprovechar la reconciliación con el hermano; aceptar el reconocimiento del otro, el que piensa y actúa en forma diferente; el marginado, el diferente, el subestimado, el condenado a una vida llena de insatisfacciones e interrogantes?  

Es gratificante llenar el cuerpo, el día, la calle, la ciudad, la casa, la familia, el padre, la madre, el hijo, la hija, el amigo y la amiga, con el aliento de una sonrisa, un regalo que puede completarse con el calor fraternal de un abrazo; y entregar un poco de ese amor que lo divino construyó en cada rincón del alma del ser humano.  

Es desde allí y desde estos lugares de luz, lluvia y encuentros, desde los cuales se acepta que todo es posible en el amor y las aceptaciones, que el perdón y la paz son posibles  porque la navidad es la presencia de la divinidad y del universo en el breve espacio de una “Noche de paz”.

viernes, 23 de diciembre de 2011

EL NOMBRE ES UN MANDATO


El nombre posee una especial vibración en quien lo lleva y encierra muchos secretos, exigencias y misterios. Al escudriñarlo se encontrará que este no es producto del azar sino de un estado especial del ánimo y de los recónditos compromisos consigo mismo y con la vida de quien lo escogió; revise si su nombre tiene alguna correspondencia con su trabajo, su vocación o la actitud que usted asume frente a la vida y ¡sonría!

En el momento de nacer se reciben tantas responsabilidades que si el paciente fuera avisado sobre los berenjenales en los cuales lo van a meter, regresaría, si fuera posible, al mundo de la nada. El recién nacido llega a vivir al mundo de los determinismos donde todo está definido de antemano. Los mandatos arrancan con una pareja, que por cualquier razón universal se ve avocada a engendrar y aceptar un hijo fruto del amor, la obligación, el descuido, la ignorancia, la imprevisión u otra situación. Padres que proceden de familias con patrones genéticos y culturales diferentes, poseedores de la información correspondiente a dos historias incrustadas en el tiempo que se van a resumir en una: equipaje de viaje que se entrega al nuevo ciudadano del mundo. El recién nacido asume como propio el lugar de su nacimiento, familia, costumbres, hábitos, taras creencias y compromisos. 

El reconocimiento como persona se logra desde el apellido y el nombre: marca de fábrica. Los apellidos informan acerca de la procedencia y en muchos casos sobre la actividad familiar y las características personales del padre o de las actividades particulares del núcleo de población al cual pertenece. Muchos pueblos se designan de acuerdo con características relevantes, como  cuyabros, azucenos, cotudos, sordos, biscos, rolos, paisas, patirrajaos, pastusos, toches; pastusos ingenuos, marinillos poco inteligentes, paisas negociantes y santandereanos malgeniados.

 El apellido es importante para la genealogía, en los estudios del origen familiar. Si se considera que nombres y apellidos son un mandato, ¿qué papel deben asumir los encargados de llevar los apellidos Vaca, Toro, Ternera, Cordero, Ardilla, Lora, Gallo, Pulga, Pájaro; Cosa, Mesa, Botello, Arenas, Ríos, Puerta, Flores. Barriga, Ladrón, Virgen, Santos, Feo, Franco, Fo?

 El nombre reaviva el recuerdo de alguien, es semejante a una orden velada y tiene repercusiones en el ámbito familiar y social. Con el nombre se asume el mandato, la carga, la responsabilidad que obliga: reemplazo del muerto, del padre, la madre, la tía, el abuelo, la abuela, recuerdo de la novia lejana, el novio perdido. Los nombres compuestos, parecen recordar  los deseos no satisfechos de los hijos que se quiso tener.  Las dificultades con el nombre obedecen a la imposición inconsulta ante el compromiso de los padres o la necesidad de perpetuar un reconocimiento que no se ha tenido, marca directa que incita a responder de acuerdo con el mandato, semejante a quien se reemplaza; también el anhelo de que posea las virtudes del santo, la fuerza del guerrero o la inteligencia del sabio.

Llamarse José, María, Jesús o como uno de los santos y mártires del santoral católico, es de antemano una indicación de los patrones morales que supuestamente se deben asumir. Llamarse como el padre, indica la necesidad  de perpetuar la autoridad y asumir un reemplazo como padre y esposo cuando llegue la hora. En los nombres compuestos se puede ubicar el nombre o mandato de la persona, más la carga adicional del ausente, para lo cual se recurre a cambio de género en uno de los nombres. La marca de los nombres vienen con su imposición: Segundo, Dolores, Martirio, Felicidad, Soledad, Campo, Silvestre, Salvador, María de los Ángeles, Pureza, Esperanza, Consuelo, Amparo, Virgen, Piedad. Brígida. Lesbia, Resurrección, Encarnación, Asunción, Ascención. Dora es regalo, Dolly muñequita, Libia desierto, Ruby, joya, Claudia es coja y Mónica, sola.  Nombres de corte unisex como Karol, Ferney, Venus. Las flores: Flor, Rosa, Azucena, Jazmín, Hortensia, Rosalba, Margarita, Margarito, Miosotis, Amapola, Clavel, Flor Silvestre.

En muchos casos se lleva un nombre al cual se quiere renunciar, cuando se es víctima de burlas o implica dar innecesarias explicaciones sobre su origen. En algunos casos se esconde el nombre legal y se adopta el que se desea asumir. Algunos nombres y apellidos generan problemas al conservarlos;  son cambiados por razones de seguridad o para evitar el escarnio público. Los apodos tienen una connotación tan importante como el nombre y pueden ser impuestos o autodeterminados. Los pseudónimos son nombres que se adoptan para ubicarse en el anonimato, nombres de combate de personajes importantes de la historia, la literatura y la política. Llamarse como otro: homónimo; crea grandes conflictos frente a la ley cuando uno de los nominados tiene cuentas con la justicia.

Su nombre tiene una historia y una orden tácita para comportarse y vivir. Si lo asume, cumple con el mandato determinado por quien lo impuso, si no lo asume haga lo que considere pertinente… en las notarías le pueden colaborar.

Usted puede estar de acuerdo con estas apreciaciones, asunto que nos agrada; si no lo está, resígnese y ¡pásela por inocente!

POETAS EN EL COLEGIO

Los centros literarios de los colegios, como complemento en el desarrollo de los programas de Español y Literatura, siempre han logrado buenos resultados en la orientación de los estudiantes y en su producción literaria. Estos semilleros de escritores, escritoras y artistas de la lengua, son de gran ayuda a los estudiantes para superar el miedo a escribir, enfrentar el pánico de la hoja en blanco y decir cosas sin temor. Esta actividad nos enseña que solamente es escritor o escritora quien muestra sus escritos, periodista quien enfrenta el mundo de la historia diaria para entregarla en crónicas, noticias y palabras y artista quien muestra su obra de arte, ante su personal complacencia.

Los noveles escritores y escritoras de los colegios siempre se han caracterizado por el auxilio oportuno que prestan a sus compañeros y compañeras en la elaboración del discurso para todo evento, las “cartas de amor y de las otras” o el breve mensaje para una novia, un novio, y la palabra maquillada en la tarjeta o el verso para mayor “descreste” de los enamorados de turno.

Regularmente se pierde el rastro de aquellos poetas que logramos admirar como compañeros de aula. Al recordarlos hacemos memoria de esos momentos felices de los veinte años, cuando la vida era difícil pero la esperanza y el amor juvenil se tasaban en palabras y versos.

DESESPERACIÓN

Adiela

Tu amor es para mí como un oasis lejano,  al que nunca llegaré yo en mi amargura,
pues tu mano nunca se posará en mi mano y en ti no encontraré un algo de ternura.
Imposible será querer sentirte mío, si ya otro cariño a tu alma llegó,
y sólo hasta mi alma llegará el hastío, pues nunca volverá a ella otra ilusión.
Quisiera no recordarlo y echarlo al olvido, imaginarme que nunca en mi vida existió,
pero este amor se mantiene con mucho más brío, y cada día es un tormento para mi corazón.

INCERTIDUMBRE
Diego Piedrahita Castaño

Si ella encendió este amor que me devora y me hiere y consume sin clemencia,
¿por qué en las noches de terrible ausencia, ella es la imagen más consoladora?
Si ella fue la ilusión de última hora y de sus labios brotó la cruel sentencia,
¿por qué cuando percibo su presencia sufre en silencio el alma que la añora?
¿Será talvez porque la tuve un día y en horas incontables de alegría
le dí mis besos con afán sincero? O porque aún recuerdo lo pasado
y olvidarla en mi vida he deseado, pero inútil luchar porque la quiero.

GOLONDRINA
Sonia Pachón Fernández
Igual que la golondrina cantaré mi canto y pensaré que mi voz la lleva el viento,
vagará perdida entre mi propio acento, y el aire sólo enjugará su llanto.
Igual que la golondrina, cantaré mi llanto,  y como brisa se irá mi pensamiento,
la noche cubrirá mi amargo sentimiento sin llevar en la oscuridad mi desencanto.
En las tinieblas quedaré existiendo será un trino mi voz que va muriendo,
como muere la noche en la mañana. Igual que ayer resonará mi melodía,
como la golondrina anuncia verano en la alborada volviendo a renacer su mística alegría.

TOMA EL RETRATO

Jairo Castro Eusse

Toma el retrato que me diste un día como testigo fiel de tus amores,
el conoció los goces y dolores que por ti padecí, amada mía.
El conoció mis gestos de alegría al contemplar tus ojos tentadores
y admirar en tus labios seductores una tierna sonrisa que reía.
El fue testigo del amor sentido que me llevó a los tronos de la gloria
para luego arrojarme al del olvido. Toma el que un día me robó la calma.
Sepúltalo en tu cofre de memorias que yo lo inhumaré dentro del alma.

BIENVENIDO 2 0 1 2


El año 2012 llega con el alborozo de un nuevo nacimiento. Aunque el tiempo en sí carece de puntos terminales en virtud de su eternidad, los seres humanos definen ciclos de trescientos sesenta y cinco días y ocho horas para realizar sus cuentas: en el calendario gregoriano se llega al año 2012, en el mahometano se recorre el año 1433 que termina el 26 de noviembre, los chinos el año 4710 y los israelitas el 5772 que termina el 28 de septiembre.

Hasta la fecha han transcurrido dos mil diez años mal contados, posteriores al nacimiento de Cristo (d.C) o después de nuestra era (d.n.e). Los encargados de estos asuntos en uno u otro momento de la historia no tuvieron en cuenta períodos de tiempo ya vividos, aumentaron por un lado y recortaron por el otro y como en toda tarea humana en la que se hace difícil hablar de unanimidad, se recurre a aceptar lo impuesto. Si alguien se equivocó, poco importa, el tiempo transcurre a pesar de toda equivocación, no es su función detenerse a esperar que se resuelva lo ajeno   a su tarea de transcurrir y ser en los ciclos eternos del universo.

Para 2012  hay muchas cosas resueltas y otras tantas sin resolver: los grandes descubrimientos de la ciencia son utilizados por la mayor parte de la población: la electricidad, la energía solar, la energía atómica, los acumuladores de energía y las comunicaciones. Se ha progresado en el tratamiento de enfermedades aumentando el promedio de vida de la población. Son notables los logros en la atención a las necesidades básicas. La beneficiada es sólo una parte de la población porque muchos sectores del planeta carecen de las mínimas comodidades por servicios de salud deficientes, sistemas educativos obsoletos, viviendas infrahumanas y escasez de alimentos con repetidos períodos de hambrunas. En estos espacios se encuentra lo resuelto y lo no resuelto de la vida en la tierra.

Es negativo el respeto hacia el planeta: la intensa polución crea un medio ambiente poco apto para la supervivencia, el cúmulo de desigualdades: la excesiva pobreza que no se compadece con la opulencia de unos pocos; la guerra y la continuidad de los conflictos por usufructuar el poder y marginar al otro, el que piensa y actúa diferente. Se perpetúan viejos conflictos entre países, unos que pretenden dominar, otros que pretenden no dejarse dominar y otros que quieren beneficiarse de ser dominados. Conflictos de fronteras en la América nuestra; cierre de fronteras para evitar el tránsito de buscadores de trabajo mejor remunerado y construcción de murallas físicas y legales con la imposición de permisos y la reglamentación de visas, que tiene como respuesta el tráfico ilegal de inmigrantes; huecos para penetrar el sueño americano, el sueño europeo o la búsqueda de espacios en la fiebre del dinero fácil desde el comercio de narcóticos.  Es altamente paradójico que los grandes centros de poder busquen nuevos espacios para la vida humana en el mundo sideral, sin haber solucionado estos problemas en la tierra donde sólo se ha aplicado el precepto del “sálvese quien pueda”.

 “La fiebre del oro” en el oeste norteamericano, “La guerra del opio” en China y “La ley seca” a principios del siglo XX en Estados Unidos, nos dan una idea de lo poco que se aprendió de las soluciones que se plantearon ante conflictos similares. Acuerdos carentes de validez en nuestro tiempo bajo la hipótesis de que toda prohibición aumenta el interés y todo interés aumenta la ganancia.

Nuestros cielos pródigos castigaron con lluvias torrenciales las cuencas resecas de los ríos; los mismos que buscaron sus orígenes inundando valles y llanuras, ablandando la montaña y reclamando sus antiguos cauces sobre puentes carreteras y viviendas. Castigo para pobladores indefensos, ingenieros y planificadores urbanos que crearon vías temporales y pueblos improvisados, olvidando el pasado geológico de los lugares donde hicieron sus construcciones. Pueblos inundados o hundidos desaparecieron por el peso de su progreso en un suelo reblandecido o en un mar de aguas y nostalgias. Nuevos episodios de pobreza y desprotección empiezan a aflorar en muchas zonas del país. A la llegada del verano, muchos verán su casa y sus recuerdos emerger desde el fondo del agua y el pantano: el retorno a la casa mojada. Todo se ha perdido, menos la esperanza. Estas situaciones especiales, reclaman mucho del paternalismo oficial, cuyos auxilios serán siempre escasos y servirán de semilla para agudos conflictos.

Pero la vida continúa…Aunque todo se haya perdido, queda la esperanza y el camino en el tiempo. Solo es posible, continuar la marcha y empezar la tarea de nuevo en el día que se nos regala y en el nuevo año que ha llegado para todos.

LOS PRIMEROS DÍAS DE COLEGIO

Cuando comienza el año escolar ingresan por primera vez al sistema, nuevas generaciones de niñas y niños quienes apoyados en padres, madres y docentes se aprestan a enfrentar el compromiso de su formación como personas aptas para el desempeño en las diferentes tareas que un mundo cada vez más acelerado, reclama. Se inicia para los pequeños todo un proceso de cambios, con un sin fin de expectativas, prevenciones, temores y una que otra sorpresa.

Desde la informalidad del hogar, se pasa a la regularidad de la  institución escolar donde hay tareas relacionadas con la posibilidad de satisfacer necesidades para obtener un objetivo básico: el aprendizaje para la vida.

La labor de educadores y educadoras responsables, debe moverse desde los espacios del conocimiento, el amor y el respeto; por el tipo de material humano con el cual se trabaja: susceptible de cambios y en cuyas manos algún día quedará la suerte del mundo.

El primer paso en el contacto con el medio escolar se da desde un acto de desprendimiento: la entrega del niño a una instancia diferente a la de la familia. El berrinche o la pataleta, es la actuación esperada como mecanismo manipulador por parte del menor, ante la angustia que produce la separación de la madre, que aunque temporal se mide como eterna. Empiezan a operar la infinidad de recomendaciones recibidas con anticipación, incrementando el miedo a la dificultad, a la soledad, al desamparo y a la incapacidad de enfrentar ese nuevo mundo desconocido y extraño.

Por fuera del colegio se vive el drama de la madre que se niega a aceptar la separación, deambulando por el colegio o por lugares cercanos. Finalmente las cosas se acomodan, la madre toma como suya la aceptación y el niño empieza a hacer uso de esa pequeña libertad de actuar sin las restricciones habituales del hogar y la familia y termina asimilando la nueva situación.

Las separaciones en estos tiempos de cajas mágicas que reciben señales, mensajes, imágenes en tiempo real, son menos duras. Los circuitos cerrados, el ordenador y el celular mantienen la presencia y el control de los niños donde se encuentren y sirven de paliativos ante dependencias no superadas. Durantes los primeros días de ese desprendimiento no sanado, es importante que el niño o la niña conserven entre sus útiles escolares, una foto tamaño postal de la madre o de la persona de quien dependa afectivamente. Esto tranquiliza un poco, como también el porte de los denominados objetos transicionales; su juguete preferido, su biberón, el chupón y aún una cobija pequeña. Al avanzar un poco en sus nuevos espacios, puede aparecer  la envidia por el juguete del otro y dejar de lado sus propios juguetes; pero poco a poco y de acuerdo con la aparición de otros intereses, la situación es superada y estos objetos y su tiempo de uso habrán cumplido su función.

En aquellos casos en los cuales la resistencia al medio escolar carece de salida, es pertinente esperar un poco más, para trabajar en forma individual desde el hogar y otros espacios, diferentes formas de socialización. Los ambientes aceptados conectan al niño con muchas cosas nuevas que captan su interés: juegos, experiencias, personas y espacios. Este momento es propicio para establecer buenas relaciones con el colegio. En beneficio de este propósito, colegio- hogar - familia, deben operar en forma coordinada desde una permanente comunicación, para lograr resultados. Los nuevos aprendizajes y la permanente comunicación entre las diferentes instancias, llevarán a que el niño asimile los cambios en las rutinas, en los horarios y en las nuevas obligaciones.

La alimentación que viene desde el amor por la sensación primera del alimento materno, en la etapa escolar entra en un período de cambio y hace parte de las aceptaciones.

Entre los niños que inician su etapa escolar regularmente se presentan episodios de violencia infantil, generada por dificultades en la comunicación. La adaptación regular atenúa estos estados, además de la aparición de la disciplina como elemento restrictivo. Sólo la disciplina fundamentada en el amor  evita el llanto y  el conflicto, enseñando a vivir en medio de la aceptación de las limitaciones personales, el reconocimiento de la autoridad y el respeto por el otro.

El primer año de colegio es fundamental en los procesos futuros de socialización del adulto y en la aceptación de actividades de cooperación, competencia y riesgo.

EN EL MUNDO DEL COLEGIO

El colegio es un submundo, una planta física donde hay espacio para todo: oficinas, aulas, pasillos, salas, canchas, rincones, baños, el rincón de los chécheres y de los muebles cansados, los espacios de los miedos, las salas de material, los depósitos de cosas, los laboratorios, los estantes de los mosaicos, las vitrinas de los trofeos, la tienda escolar, la cafetería,  los rincones de las basuras, las canchas, los pasillos. Todo allí es posible, desde el instante feliz de los primeros amores y el recuerdo de estudiantes y docentes que dejaron su huella, hasta la aceptable presencia de los fantasmas que recorren los amplios corredores y descansan entre el silencio de las aulas en las noches lluviosas de luna llena. Por muchas razones el colegio es uno de esos lugares por los que pasa la vida y que jamás se olvida.
Un colegio vacío es como un mundo de silencios retenidos, donde el bullicio de los recreos se apaga hasta el próximo encuentro de compañeros de aula, de docentes, de vidas. Lo que le da sentido a aquellos grandes espacios, no es solamente la planta física que muestra una rarísima imponencia, sino también el alma de las personas y las cosas que lo habitan. Niños y niñas con sus esperanzas y su bullicio, con sus alegrías y sinsabores, sus pequeños triunfos y sus primeras derrotas. Es además, una comunidad educativa y ese grupo de personas que cumplen funciones de dirección y servicio.
El elemento base corresponde a  los estudiantes que hacen su tránsito durante varios períodos en la adquisición de los aprendizajes, paso a paso, de nivel en nivel, para recibir un pasaporte para la vida. Elemento humano: factor esencial; planta física, y una aceptable dotación compaginados para acoger la función básica: búsqueda de aprendizajes. ¿Y la tarea?: Acoger la vida, recrearla durante un tiempo y luego lanzarla a otros mundos más complejos y con compromisos más obligantes.
El colegio por principio es el centro de los saberes y los aprendizajes, es el lugar de encuentro de los docentes que poseen conocimientos y habilidades para orientar y hacer acompañamiento; y los estudiantes quienes llegan ante la expectativa de aprender, de tomar y beber en una fuente inagotable ese saber, que a partir de entonces se vuelve eterno.
Pero la permanencia de los estudiantes en la institución escolar sólo se encuentra garantizada en la medida que ella posea un sistema de operación organizado y maneje recursos en función de oferta educativa y tenga claridad sobre los propósitos en función de los resultados esperados. Nada puede escapar a lo presupuestado en función de las disponibilidades y los deseos de formar seres humanos buenos y con conciencia de país y de mundo.
El estudiante como elemento base del proceso que se da al interior del colegio debe ser dueño de unas mínimas comodidades, al igual que en el hogar, para garantizar una permanencia agradable y una vida estable como garantía del rendimiento esperado. El colegio debe ser un lugar tan agradable como el hogar y sus miembros tan necesarios como una familia.
El hogar como base de la educación primera debe asegurar al estudiante la estabilidad adecuada, en todo sentido. Los altibajos de la economía doméstica y las constantes dificultades generadas por las difíciles relaciones entre los padres, además de los conflictos de familia, afectan en forma directa a los hijos y a las actividades que desempeñan como escolares y como personas en formación. El estudiante lleva al colegio este descontento que afecta su rendimiento.
El colegio hace su parte, pero de usted como padre, madre o acudiente depende el éxito de la formación y adecuado rendimiento de su hijo; acompáñelo, vigile los diferentes estados en su proceso de formación y aprendizaje y piense que el mundo del colegio es algo más que su segundo hogar, es el lugar desde el cual niños y niñas inician nuevos caminos hacia la vida.

TODA BALA ES PERDIDA

César López, músico colombiano y activista por la paz fue el creador de la “escopetarra”, instrumento musical fabricado a partir del ensamble de una escopeta y una guitarra. Este símbolo que viene recorriendo el mundo nos aproxima a su autor quien recuerda el caos y la desprotección vividos después de un acto terrorista en la ciudad de Bogotá y el impacto que le causó ver a un soldado sujetar su fusil en bandolera, como una guitarra eléctrica en un concierto de rock. “Toda bala es perdida”, manifiesta desde entonces.
Las festividades, ferias y carnavales en todos los lugares de Colombia, incluyendo celebraciones familiares, tienen muchos componentes resumidos en grandes encuentros, mal conservados rituales, uso de la pólvora para la producción de luces y sonidos, música a altos decibeles, alimentos abundantes y en muchos casos, el uso descontrolado de productos alucinógenos y bebidas embriagantes. Todo se justifica en el “¡Que sea un motivo!”.
En cada festividad se rinde culto a las divinidades tutelares a partir del fuego. Las peticiones se concentran en la llama votiva encargada de llevar con su luz y calor, el mensaje de los favores solicitados. El fuego hecho arte y sonido, en la pólvora, posee belleza en el artificio de la luz; es uno de los medios utilizados en nuestro país para celebraciones religiosas o por el éxito en un jugoso negocio: fuego repentino y descarga de emociones a través del estallido. Los animales huyen y buscan refugio porque son alterados sus espacios de tranquilidad y silencio, pero los niños están ahí expectantes, imbuidos en la emoción de la luz y la descarga repentina, en el peligro.
Adicional al uso de la pólvora viene el uso de armas de fuego que son accionadas para hacer ruido en los instantes de la celebración. Disparos al aire, balas perdidas, muerte sin rumbo que busca un objetivo incierto. Las armas son una extensión de la mano humana cuyo alcance está determinado por la necesidad de tocar al otro, golpear al otro. La guerra es una sinfonía de balas perdidas que buscan el cuerpo de los protagonistas activos o pasivos en todos los encuentros. Las balas sin rumbo encuentran niños en la cuna, en la calle, en brazos de sus padres, en el parque en medio del juego inocente, en el centro del conflicto: en el lugar equivocado.
La atención permanente y la responsabilidad inmediata de los niños corresponden a los padres; la aplicación de la ley al Estado. Los problemas generados por la falta de atención y cuidado a los niños en lo que respecta a todo tipo de accidentes como quemaduras por pólvora y el uso indebido de implementos caseros que les pueden causar algún daño, tienen un responsable en el hogar; y cuando el niño o la niña son blanco de balas perdidas la sociedad y el Estado deben responder por permitir que los locos del revólver posean un arma con la cual hacen sus celebraciones en forma poco razonable.
Se requiere de alguien que revise y actualice el quehacer de las celebraciones con una normatividad clara sobre todo en el medio social: es posible enterrar los globos de mecha, es posible prescindir de la pólvora en manos de pequeños y adultos sin control, es necesario hacer uso de elementos de reemplazo, más seguros y modernos y de menor riesgo, es posible prescindir de entregar armas a quienes no se encuentran en condiciones mentales adecuadas para su uso, asesinos  anónimos que deambulan sin remedio, huyéndole a su propia conciencia, en medio de la inocencia activa por falta de pruebas; es posible el diálogo que evite las secuelas del terrorismo y la guerra; porque es posible cortar a tiempo el camino letal  de las balas perdidas.

EL MIEDO

Toda actividad que se realiza tiene un límite; pasar de ese límite es un riesgo; al otro lado se presupone una amenaza. En un instante aparece el fantasma de la inseguridad creado por la escasa información y la mínima protección, se evidencia la dificultad para decidir y la certeza de perder.

El miedo es un mecanismo de defensa en el cual se presenta la falta de aceptación, la falta de amor, la sorpresa, la carencia de control, el paso a lo desconocido, lo inesperado, la posibilidad de la muerte y el olvido: es lo contrario del amor, es la expresión de la angustia. La ansiedad es generada por un temor repentino, pero la angustia se anida en una causa más profunda, el miedo a la castración convertido en palabra. Todos los miedos del mundo deambulan en los territorios complejos de las fobias y en los laberintos de la paranoia.

Los primeros miedos nos acompañan desde el origen, al lado de la madre en sus temores, frustraciones y alegrías y en sus relaciones con el entorno. Lo externo se asocia a la desprotección y la falta de amor: frío, oscuridad, inseguridad ambiental, dificultades en las relaciones familiares, hambre y ausencias. Algunos psicopediatras consideran que los niños no diferencian miedo de emociones internas y los peligros que se encuentran fuera de sí; sin embargo desde la cuna se refuerza el miedo a actuar y decidir: “No toque, no coja, camine con cuidado”, “Que tal que le vaya mal y fracase”.

El miedo se expresa desde los silencios repentinos, el temblor, la alteración, la sudoración, la timidez, el llanto, la parálisis, los gritos y la mentira protectora. El lenguaje de la mentira es la negación a enfrentar lo real, se transforma en lo no real, en el mito, lo ficticio; conducta de protección útil en muchos momentos de la vida y en los disímiles  espacios de la sociedad, la política, la paz y la guerra.

En el mundo escolar el miedo tiene lugar preponderante: inseguridad por la deficiente información, resistencia a ingresar a la institución, a separarse de la madre, temor ante la presencia de personas mayores, dificultad en la socialización y a la aceptación de las normas, miedo a los llamados de atención, los castigos, las pruebas de rendimiento, la salida al tablero, a hablar en público y a los informes escolares. En todos estos casos se desconocen los efectos y se  autoreferencian las probabilidades de pérdida y castigo. Se asume que fracasar es perder: en un examen de conocimientos la insuficiencia de la información determina la decisión del riesgo.

En el mundo de los adultos hay resistencia a tomar decisiones de trascendencia; se acepta depender para tener a quien culpar de errores y fracasos. Es común el miedo a hacerse cargo de los padres ancianos para lo cual se recurre a la evasión y el abandono. Se aplaza la posibilidad de renunciar a la dependencia y dirigir la vida o continuar aceptando que otro u otros la manejen. Muchas parejas resuelven dejar el hogar paterno-materno para hacer vida independiente, pero conservan un invisible cordón umbilical, lo que equivale a trasladar la cama cinco cuadras más allá. Es difícil asumir el desprendimiento y tomar las propias responsabilidades. El objetivo no es renunciar a la familia sino a la dependencia y crear ambientes y lazos en otro sentido, desde el nuevo hogar, para realmente dirigir la propia vida.

Quien no está en capacidad de dirigirse, encuentra quien lo dirija y decida. En la vida amorosa existe el miedo a la pérdida representada en la celotipia. Separarse o divorciarse es enfrentar la soledad y la pérdida de las comodidades.

Cuando se enfrentan los miedos crece la producción de adrenalina y se desafía el peligro: lugar común en algunos “deportes extremos” y en actividades laborales en las cuales se pone en juego la vida; cuya contraprestación es “el salario del miedo”.

La elección del riesgo es lo que nos hace mirar el otro lado de los límites. Estamos seguros que la vida es incierta y esperamos ir de acierto en acierto, pero el error hace parte del aprendizaje: se puede perder o ganar, acertar o fallar.

Vemos el mundo como un lugar peligroso, es lo que tenemos, hay que vivirlo y reconocerlo para mejorar los vínculos con nosotros mismos y disminuir la dependencia hacia lo externo, lo incierto. 

SANTOS E INOCENTES

De acuerdo con el relato bíblico Herodes mandó matar los niños inocentes, puesto que se rumoraba que había nacido un rey de la línea de David que reclamaría el poder.

 Por el número, posiblemente veinte, teniendo en cuenta la relación con la población censada en el momento del suceso, el acontecimiento no trascendió mucho a los historiadores de la época y las cifras variaron de unos a otros, de acuerdo con sus personales conveniencias.

El 28 de Diciembre se conmemora este acontecimiento. La inocencia se mide desde todos los ángulos y la festividad se celebra ante la reflexión seria sobre los problemas que el ser inocente implica, pero también  se ha patentado otra fórmula que nos da la visión del incauto, el tonto, el desprevenido tal vez considerando erróneamente que se tiene mentalidad de niño para ser “víctima” de todo tipo de bromas rematando con  el tradicional “¡Pásela por inocente!”.

Los niños son inocentes víctimas del comportamiento e intereses de los adultos. El fenómeno no es actual. Veamos algunos casos: En la antigüedad los niños eran sacrificados a los dioses para beneficiar las cosechas. Dios ordenó a Abraham sacrificar a Isaac, para probar su entrega y luego le ordenó reemplazarlo por un cordero. Salomón dirimió una disputa de dos mujeres que se peleaban por un niño. Los reyes eran reyes a cualquier edad manipulados por adultos sagaces, matronas indolentes o ministros ambiciosos. Los niños eran prometidos en matrimonio desde el vientre materno para facilitar las alianzas o aún sin terminar su infancia se comprometían en casamiento formal. En la edad media se sacrificaban niños para sentar las bases de los puentes y su trabajo era importante en las actividades de la vida diaria, en las minas y en el campo.

La vida de los niños poco ha cambiado en el mundo de hoy; se les capacita para la mendicidad,  se les adiestra para la guerra, se les secuestra para exigir dinero a cambio, víctimas de las disputas entre parejas, víctimas de la ira incontenible de los padres y víctimas de conductas ancestrales como el reciente matrimonio en Gaza, de 450 parejas conformadas por hombres mayores de veinte años y niñas entre los seis y los diez años, simplemente porque El Profeta, alguna vez se desposó con una niña de seis años.

Dos preguntas quedan en el vacío: ¿Han quedado cortas las leyes sobre la infancia?

¿La Organización de las Naciones Unidas para la Infancia –UNICEF- aún está pensando qué hacer?

LA COFRADÍA DEL SEÑOR SCROODGE


Ebenezer Scrooge, personaje principal del “Cuento de Navidad” de Charles Dickens, era un comerciante osco, avaro, usurero y misántropo, a quien le disgustaban los diciembres y la felicidad. Siempre estaba solo.  Tuvo un trato poco amigable con las personas y en gran medida con Bob Cratchit, su empleado. Detestaba a los pobres a quienes culpaba de gran parte de los males del mundo y sentía una especial animadversión hacia las navidades, porque en medio de ellas había vivido los peores momentos de la vida.

Una vez durante un sueño, recibió la visita del espíritu de su antiguo socio Jacob Marley, para anunciarle la visita de tres fantasmas que encarnaban las navidades pasadas, presentes y  futuras. El Fantasma de las Navidades Pasadas, le hizo recordar la vida escolar en un internado; lugar en el cual fue abandonado por sus padres; allí reforzó su soledad, endureció su corazón y se convirtió en un trabajador compulsivo. Su compleja vida de adulto lo colocó entre nuevos abandonos como la separación de su esposa y la muerte de una hermana, único ser que le comprendía.  

El Fantasma de las Navidades Presentes, lo paseó por aquellos lugares humildes donde se vivía la felicidad y la alegría, incluyendo los mejores momentos con la familia de su empleado Cratchit. 

Finalmente el Fantasma de las Navidades Futuras le mostró la soledad de su propia muerte y las consecuencias de todos sus actos. 

Scrooge despertó conmocionado y aprovechando que aún era Navidad cambió radicalmente su vida y se  transformó en modelo de generosidad y bondad.

Algo poco amable se mueve al interior de la Navidad para que muchas personas se marginen de ella, agrupadas en torno a “La Cofradía del Señor Scrooge”, aduciendo que este espacio del año es utilizado en forma equivocada para dar rienda suelta a la vanalidad, la frivolidad y la carencia absoluta de un sentido de realidad.  

La Navidad es un referente claro de la natividad, el nacimiento de Jesús en los rituales propios del Cristianismo y como tal es un canto a la creación, a los nacimientos y a la recuperación de la vida nueva que se prodiga con generosidad cada día.

La fiesta comercial empieza en Septiembre, desbordando la celebración religiosa; Papá Noel entra por la chimenea en un país sin chimeneas y tras su homólogo cristiano: San Nicolás. El árbol de navidad, que recuerda los fríos diciembres del hemisferio norte y antiquísimas tradiciones religiosas, entra a hacer parte de la parafernalia de los pesebres y a falta de nieve en el trópico, bueno es el algodón. 

El humilde pesebre que ideara Francisco de Asís, pasa a convertirse en un remedo de la ciudad moderna, lleno de cosas superfluas y carente del amor por lo bueno, lo sencillo y lo cómodo. Hay profusión de brillos y colores, la música va aumentando en decibeles en la medida que se acercan las fechas principales. En los días del alumbrado en memoria de la Virgen de las Candelas, las cortinas de luz y ruido generados por la pólvora son suficientes para entrar en ataque de nervios y buscar escondedero.

Época de cantos, llantos y desencantos; los niños se queman entre los misterios de la luz y el ruido; aparece la prima de navidad para atenuar desbalances y en la profusión de regalos, comidas y bebidas se gastan los últimos ahorros y se adquieren nuevos compromisos a doce meses.
 
Todo este entorno se construye para indicarnos que una vez en el año se debe recordar que se tiene familia y amigos, que se debe llenar la despensa, que hay que reencontrarse, que hay que compartir y abrazar, que se puede pensar una vez en el año en los habitantes de la calle. Que también se puede comer y beber en exceso… y que ¡llegaron las ferias! …Bullicio, ruido, congestión e indigestión confluyen en la gran paradoja de este tiempo.

La navidad, la fiesta de los nacimientos debe ser parte de nuestro diario vivir. Aplazar las alegrías y los reencuentros para unos días en el año, nos aleja de la necesidad nuestra de cada día; el hombre de la calle también merece ser feliz todo el año; dar y recibir, deben ser gratificaciones permanentes que alienten el diario vivir, porque todo el desorden de los diciembres y  su excesiva vanalidad,  aumentan la apatía hacia la navidad, la misma que nos acerca con justa razón a formar parte de “La Cofradía del Señor Scrooge”.