Desechar implica excluir, dejar, retirar, desconocer, inutilizar. Costumbre asumida al descartar cosas, objetos, compromisos y situaciones, considerando que la vida útil ha terminado, que ha cumplido la misión y que son fáciles los reemplazos.
La generación anterior a la actual, se movió entre lo reciclable, lo reutilizable, actitud cada vez menos frecuente, ante las diferentes formas de aceptación y consecución de productos que estimula la sociedad de consumo: todo puede ser reemplazable. Lo superfluo, parece marcar de la misma manera las condiciones de vida de las personas.
El mundo de lo desechable invade los cielos con desechos espaciales, minúsculos satélites muertos que esperan regresar a su pasado perdido; en la tierra con miles de toneladas de basura diaria, basura hospitalaria, tecnológica y nuclear; y en el agua, muchos ríos de desechos son recorridos por frágiles canoas en varios lugares del mundo mientras una isla de basura flota a la deriva en los mares del Pacífico.
Con el avance de la industria textilera, las modas se imponen por temporadas y las prendas de buena calidad se consiguen a mejores precios. Los sistemas de crédito superan las expectativas al facilitar la provisión de todo tipo de elementos para descartar lo pasado de moda. El calzado llega a todos los pies y se habla de cosas distintas a la remonta, al reciclaje, al remiendo y al uso de segundas. Aguja y dedal pasan a mejor vida; sastre, zapatero y costurera sobreviven para atender esporádicas emergencias.
Los electrodomésticos entran a reemplazar las antiguas maneras de procesar alimentos. Herramientas e implementos de ferretería de fácil acceso en tiendas y supermercados, hacen obsoletos los minúsculos objetos del “puede ser necesario”. El mundo del papel revoluciona los espacios íntimos de la higiene y el uso y cuidado de alimentos; pañuelos y pañales de tela pasan al recuerdo. Ya no se remallan medias ni se le colocan remiendos a las prendas de vestir.
La vida humana no escapa a los cambios; la mujer tomada por débil recupera su sitial desde el reconocimiento de sus derechos y se transforma con su participación en el trabajo y la toma de decisiones en los asuntos de la investigación, la ciencia, la cultura, la guerra, la paz y los más disímiles asuntos del estado. Evita en gran medida convertirse en ama de casa provocando un replanteamiento del esquema de familia. La comunidad gay sale del closet con timidez, ocupando poco a poco espacios que obligan a respetar la diversidad y a reconocer en el otro el derecho a una manera diferente de vivir y de pensar.
Las relaciones interpersonales varían en forma considerable. Las decisiones se toman en pareja y las antiguas declaraciones de amor han pasado al plano de lo anecdótico porque el amor es tan efímero como viene siendo la vida en pareja. Ya no es frecuente escribir cartas de amor, los bambuqueros son reemplazados por mariachis a la colombiana y las serenatas eluden el balcón para apoderarse de la sala. El matrimonio de unión para toda la vida, ha sufrido un cambio sustancial, con las formas de separaciones legales, divorcios, matrimonios civiles, uniones y desuniones de hecho. Todo lo soñado como eterno queda enredado entre la sutileza de las románticas notas de bellas melodías de otros tiempos.
Actualmente los hijos se tienen más por accidente que por un deseo serio. La madre tradicional de tiempo completo y dedicación exclusiva da paso al madresolterismo: tías y abuelas asumen nuevos roles ante las obligaciones de trabajo de las madres modernas. La función del padre ha variado en forma notable y la responsabilidad en cuanto su paternidad viene siendo exigida en miles de casos, frente a los jueces de familia.
La educación sigue en su búsqueda permanente. Superada la época de la pedagogía del castigo, ahora se trata del aprendizaje como una actitud del estudiante acompañado por su maestro. Se estudia sobre la aplicación de modelos eficaces de promoción. Los útiles escolares son variados y para “todos los bolsillos”. Cada año aparecen nuevos textos supuestamente “actualizados”. Los estudiantes de hoy exigen útiles escolares actuales, a la moda, reforzados por una moderna calculadora y un computador con servicio de Internet.
Los supermercados reemplazan a la tienda de la esquina. Los alimentos vienen empacados al vacío y en lujosos envoltorios. Se pueden conseguir naturales y sintéticos. Envases de leche y gaseosas son desechables, lo mismo que los de muchos productos, gracias a la proliferación de los plásticos. El teléfono fijo es reemplazado por un celular de corta vida por la llegada constante de nuevas tecnologías. Tanto el comercio como el turismo se las ingenian para hacer de cada día y de todo acontecimiento una fiesta.
El mundo de lo desechable abarca terrenos tan complejos como la concepción de la vida de las personas, de los animales, las plantas y la supervivencia del mismo planeta que sufre los rigores de sus depredadores.