Mercedes Sosa, “La Negra ”, artista de la música popular latinoamericana, falleció hace pocos días en Buenos Aires. Honrada con el título de “Ciudadana Ilustre” de su país en 1992, la "Voz de Latinoamérica", recibió honores de Estado y sus restos velados en el “Salón de los Pasos Perdidos” del Congreso Nacional Argentino.
En una entrevista reciente, difundida por los medios, habló sobre sí misma: "Nací en Tucumán y vivo en Buenos Aires. Soy cantante. Soy viuda. Tengo un hijo, Fabián Ernesto, y dos nietas. Soy del signo de cáncer. Conduzco un Audi chiquito. He estado muy enferma y me he reencontrado con Dios. Soy progresista. Soy embajadora de Unicef… nunca pensé en cantar para vivir”… "En Argentina tuvimos todo en contra, menos al pueblo. Ellos son los que sostienen al artista”.
Perteneciente a un hogar humilde se dedicó a la enseñanza de las danzas folclóricas, donde hizo popular su poncho rojo. Casada con el músico Manuel Oscar Matus, participó en el movimiento “Nuevo Cancionero” de donde surgió su primer disco: “Canciones con fundamento”. De la obra de Ernesto Sábato grabó el “Romance de la Muerte de Juan Lavalle”, con música de Eduardo Falú. Incursionó en el cine bajo la dirección de Leopoldo Torre Nilson en las películas “El Santo de la Espada ” y “Güemes”. Cantó en la Capilla Sixtina del Vaticano, en el Carnegie Hall, el Luna Park de Nueva York y en el Coliseo de Roma junto a Ray Charles.
"Yo fui perseguida por cantar a Víctor Jara y a Violeta Parra (chilenos). Hoy Violeta sigue viva, porque yo la sigo cantando...”. Popularizó la obra musical de la cantautora chilena, e interpretó canciones de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Víctor Jara, Víctor Heredia y Milton Nascimento. Dio algunos pasos en el campo de la lírica y exploró en los predios del rock, en compañía de Charly García, Fito Páez y León Gieco. Cantó a dúo con Luciano Pavarotti y recientemente con Joan Manuel Serrat, Luis Alberto Spinetta, Caetano Veloso, Shakira, Gustavo Cerati, Charly García, Calle 13 y Joaquín Sabina.
“Gracias a la vida”, canción de Violeta Parra y “Alfonsina y el Mar” de Ariel Ramírez y Félix Luna, fueron dos de sus más notables éxitos. Desempeñó un importante papel en la promoción de una generación de cantautores de su país, unos nuevos y otros ocultos: baladistas, rockeros y tangueros. "Al comienzo no comprendía a los chicos. Tenía el folclorismo muy arraigado y estaba llena de prejuicios. Un día vi “El submarino amarillo” en España y lloré sola de arrepentimiento. ¿Cómo me pude perder esto?, dije. Fue la primera alerta para evitar los prejuicios".
Comprometida con los movimientos políticos populares de la izquierda argentina, utilizó su canto como bandera contra las dictaduras de su país, lo que la obligó como a muchos músicos, intelectuales y políticos, tomar el camino del exilio a Francia y España. Estas convicciones políticas le generaron cierta animadversión con la comunidad cubana de Miami, razón por la cual muchos artistas entre los cuales se contaron varios colombianos, esquivaron cualquier acercamiento, asunto con el cual siempre se sintió molesta.
La generación del año setenta recuerda aquellas canciones de “la música protesta”, “la canción social” que enmarcaron los movimientos populares de las últimas décadas, canciones que eran lamento y fuerza en la voz de Mercedes Sosa, uno de los íconos de aquella generación feliz, canciones que llegaban al corazón de todos para hacer un poco más amable la vida.
N. Londoño A.
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