martes, 28 de febrero de 2012

PARA FORMAR UN BUEN ESTUDIANTE

En el proceso de educación y formación de los hijos se van recibiendo grandes y pequeñas satisfacciones antes de obtener resultados definitivos con el término feliz de estudios, las consecuentes graduaciones, el desempeño laboral y el inicio de una vida independiente de acuerdo con su crecimiento como persona y como profesional.

Los aspectos que se reseñan a continuación permiten que usted como padre o como madre, haga una reflexión sobre aquellas cosas que se deben y no se deben permitir en el manejo de hijos e hijas, en edad escolar:

Recuerde que su hijo es su hijo. Posee mucho de papá y mucho de mamá, influenciado por el medio en el cual ha desarrollado su vida. Talvez los defectos que ustedes ven en él son el reflejo de lo que son padre, madre y el entorno familiar.

Las comparaciones se  utilizan con cierta regularidad cuando son visibles algunos desequilibrios en los procesos de formación. Hijos e hijas se parecen a sí mismos, no pueden ser iguales, son diferentes. Evite todo tipo de comparación con personas o animales, menos en tono de burla. No los subestime desde el golpe malintencionado de los apodos.

Los calificativos son desobligantes cuando se tilda a los hijos de “perezosos”, “que no sirven para nada”, “rémoras”, “zánganos que solamente saben comer y dormir”, “estúpidos”, “brutos” y “tarados”. Lo que usted dice en medio de sus arrebatos de ira tiende a convertirse en una fijación que puede tomar el camino que usted señala.

Cada uno de los hijos está preparado para desempeñarse en un área específica del conocimiento, porque las habilidades y destrezas no son homogéneas, sus intereses son diferentes y no todos llegan a ser “doctores”, a pesar de pertenecer a unos mismos patrones familiares.  
                 
La inteligencia concebida como una capacidad para resolver problemas es afín a los seres humanos. Todas las personas son inteligentes en mayor o menor grado y esta se logra reactivar desde el cultivo del conocimiento, las lecturas, el estudio, la investigación, la observación y el análisis crítico. Su hijo no es bruto, ni tarado, es tan inteligente como usted y aún puede ser un poco más. Considere que una persona adulta tiene estados de comprensión más altos y no puede esperar que su hijo, un niño o una niña, piense y posea sus mismos niveles de comprensión y desempeño.

Las necesidades básicas corresponden a lo que es indispensable obtener para lograr actuar en forma adecuada como estudiante y como persona: poseer un nombre, pertenecer a una familia y disfrutar de vivienda, alimentación y salud. La educación se torna en un componente social de gran importancia. Estas necesidades se pueden satisfacer en forma aceptable o en condiciones óptimas. Las comodidades que se ofrecen a un estudiante benefician su estabilidad emocional, repercutiendo notoriamente en su formación como persona y en sus logros positivos como estudiante.

La secuencialidad está relacionada con los momentos de la vida dentro de un proceso de desarrollo y los conocimientos de base porque los aprendizajes van en forma secuencial, dependiendo de muchos factores. Algunas personas aprenden con mayor facilidad que otras, porque las diferencias individuales y del entorno, así lo determinan: pueden ser rápidos o lentos, tener su propio ritmo y tomarse mayor o menor tiempo en lograr resultados.

El ejemplo es un factor importante en la formación, porque los niños imitan conductas y actitudes de los mayores. Regularmente los padres piden a los hijos lo que ellos no hacen o jamás han intentado hacer: estudiar, leer, obtener buenas notas, no fumar, no beber, no mentir, respetar a las personas, ser responsables, no burlarse de la gente, respetar a la mamá, respetar al papá, no hablar mal de los ausentes, evitar las discusiones, cumplir con sus deberes y ser un profesional.
                                                                
La cosecha se obtiene de todo lo que padres y madres han sembrado. En el período de las devoluciones, cumplidas las metas, los hijos entregan aquello que recibieron, en otra forma, en otro lugar del tiempo. Es el momento de recibir aquello que se dio.

Después de una larga espera, en la maduración de los frutos, se desea que usted,  al hacer estas reflexiones y recibir los resultados, logre evaluar cuan exitosa ha sido la siembra.

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