“EL CUARTO PODER SOY YO”
El periodismo regional en la segunda mitad del
siglo XX, fue abundante en nombres que
marcaron su huella en la vida de la ciudad, el departamento, la región y el
país. Entre este grupo de trabajadores de la palabra, la noticia, el comentario
radial y el texto escrito de cada día, se recuerdan en Manizales a Mario Escobar Ortíz y Jairo Castro Eusse; y
en Pereira, a Hernán Castaño Hincapié, Miguel Alvarez de los Ríos, Silvio Girón Gaviria, Orlando Cataño
Céspedes, Luis Alberto Ruiz Peñuela y César Augusto López Arias.
Así como la noticia es la vida, fruto de la
interacción entre los seres de la naturaleza en sus diferentes momentos de
desempeño, el testigo de la noticia es
el contador del fenómeno, el narrador, el cronista, el periodista que lleva a
otros con su palabra oral o escrita la descripción del suceso.
Por todas estas razones, la noticia hace al
periodista y lo pule para que sea el testigo sin excepción de la historia de su
tiempo.
Esta introducción al tema relacionado con la prensa
como cuarto poder y la incidencia del ser humano como comunicador ante el medio
social, confluye hacia el trabajo presentado por Édison Marulanda Peña: “El
cuarto poder soy yo” – Vida y final de César Augusto López Arias – (2011)- ; en
el cual se describe con un estilo ameno y sin mayores rebusques, la semblanza
de un periodista y del periodismo, en nuestro medio.
César Augusto López Arias fue un niño campesino
nacido en la vereda Boquía – antes del puente sobre el río Quindío, en la vía a
Salento – Es posible que haya corrido la suerte de todo niño colombiano carente
de recursos, en el seno de una familia de campesinos asalariados; de verse
desde temprana edad cara a cara con la vida.
Con los estudios de bachillerato sin concluir, llegó a Pereira y
resolvió hacer camino en diferentes ocupaciones. De la mano de Miguel Alvarez
de los Ríos se proyectó hacia la tarea
difícil, de hacer periodismo… su misión.
En un espacio de la historia de Colombia
determinado por la parcialidad de la prensa con los partidos políticos, en la
izquierda, la derecha y el centro, como lo manifiesta Édison Marulanda, se
generaron las condiciones de formación y evolución de nuestro controvertido
personaje, dueño de un lenguaje tan directo y sin remilgos, como asequible y
conciliador. Así logró tener muchos amigos y a la vez ganar muchos enemigos;
sin embargo en el fondo la lucha continua, era consigo mismo: “… Yo rodaba en mi oficio aquí y allá, dando
tumbos sin concierto…”
Muchos años después, cuando la situación era
distinta y había aprendido lo suficiente de una vida llena de sobresaltos;
resolvió terminar su bachillerato y hacer una carrera; y… ¡se le vino el mundo encima! No era
posible, decían sus contradictores, que
instituciones de tanto prestigio se prestaran para tal evento. Los enemigos
empezaron a aprovechar cualquier espacio de debilidad.
Cumplido su sueño académico, llegó a ser elemento
clave en la administración de la universidad que lo graduó de Abogado. Allí
mismo, una lluviosa noche de Marzo de 1979, a la entrada del claustro, encontró la muerte…
Sin buscarlo, en forma por demás repentina, se
transformó en protagonista de su propia noticia.
César Augusto López Arias sintetizó el fruto de su
esfuerzo: “Nadie se realiza plenamente sin la presencia tangible del amor. En
mí fue una búsqueda por lo menos tan desesperada como la búsqueda de mi propio
destino…”
El ser humano que nos presenta Édison Marulanda
Peña, tiene los mismos componentes de cualquier ciudadano del común: generador
de amores y malquerencias, altamente competidor, formado a bandazos, intuitivo
y sagaz y que solamente supo aprovechar su cuarto de hora en los espacios “del
cuarto poder”.
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REFERENTE BIBLIOGRÁFICO: MARULANDA
PEÑA, Edison.- “El cuarto poder soy to” – Vida y final del periodista César
Augusto López Arias.- Universidad Libre. Colombia. Cátedra Pereira.- 2011.
-NLA-
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