La contracultura es la respuesta de muchos sectores de la sociedad, especialmente de la gente joven, ante unas condiciones de vida consideradas poco acordes con la realidad que se vive y desde donde surgen el descontento y la necesidad inmediata de cambio, el rompimiento de estereotipos de conducta y la formulación de modelos que se aproximen a lo actual, lo vivencial.
Esta búsqueda provoca la resistencia de las generaciones anteriores, con notas desalentadoras que se repiten durante muchos períodos de la historia humana.
En el año 1965, un grupo de Jóvenes en San Francisco California (USA) consideró que las condiciones de vida que llevaban en nada procuraban su felicidad; víctimas de una sociedad sin rumbo, absorbente, mecanizada, automatizada, que los convertía solamente en parte del engranaje social. Consideraban que era posible explorar otras alternativas desde propuestas más simples. La vida solamente podía tener sentido en el amor, en el aquí y el ahora, descartando pasados pesarosos y futuros inciertos. Esta fue la generación de “los niños de las flores”, quienes dieron apertura hacia culturas desconocidas: otros modos de vida y otras formas de pensar y soñar.
La mujer venía realizando la búsqueda de sus derechos frente a las eternas restricciones patriarcales, así logró ser persona frente a la ley y el mundo. Convertida en objeto bonito por la sociedad de consumo, fue comprometida a mostrar su cuerpo, estilizar la silueta, figura delgada y alargada como ideal de belleza femenina. El atuendo completó el propósito: minifalda, bikini, pantimedias, el pantalón masculino y prendas que permitían gran soltura, moda unisex y peinados altos. Una nueva lucha debía emprender para recuperar sus conquistas. Los muchachos por su parte lucían pelo engomado y ropa informal, consecuencia de las nuevas tendencias que movían la vida del mundo.
Mientras estas cosas sucedían en la tierra, la carrera espacial buscaba caminos en el cielo y Bob Dylan, el poeta estadounidense de la contracultura, deleitaba los auditorios con su música de paz y amor: “¿Cuántas veces puede un hombre volver la cabeza simulando que no ha visto nada? La respuesta amigo mío, está en el viento… la respuesta está en el viento.”
Las manifestaciones de la contracultura tomaron posición en las más novedosas expresiones del arte y la música. El Arte Pop o Pop Art, creado para las masas, se tomó el mundo. El capitalismo moderno lo incrustó en la sociedad de consumo al introducir elementos populares en los rígidos esquemas de la cultura de élite, generando serios rompimientos con lo tradicional.
Andy Warhol, padre del Arte Pop, apoyó sus obras en fotografías. Pinturas de enormes latas de sopa, hamburguesas gigantes y banderas estadounidenses fueron presentadas como obras de arte: “Formas nuevas, medios nuevos; entornos, situaciones, espacios”, adscritos a la sociedad de consumo.
El mundo de la música asaltó la rigidez de la academia: “es el tiempo de los jóvenes y de las posturas que desafían lo establecido”; Irrumpieron con gran alboroto y nuevas propuestas Los Beatles y Los Rolling Stones, cuyas canciones recogían la protesta y el reclamo, que al ser vertidos al español perdían todo su sentido y toda su fuerza. Muchos de estos personeros de los nuevos tiempos se proclamaron más famosos que Jesucristo para participar dentro de un proceso espiritual de cambio, gestado las decepciones de esos mundos artificiales; “la incertidumbre del camino a seguir”; Los Beatles rompieron su propio mito y entonaron “Let it be” (Déjalo ser)”.
El Pop Art, con el rock and roll, como expresiones de la contracultura, marcaron su influencia en la juventud; ritmos desenfrenados y ruidosos, manifestaciones de energía, gritos y estridencia que desplazaron a las sensibles melodías de la generación anterior.
Los hippies lucharon por volver a la naturaleza, tras el rechazo a la sociedad de consumo, “era difícil ser una piedra que rueda” (Rolling Stone), lucha que no ha cesado ante la aparición de nuevos movimientos que recogieron esos ideales. La contracultura, el arte pop y todas las tendencias afines, siguieron su camino evolucionando a formas que comprometen cada vez más el alma popular, a la gente joven y a las generaciones actuales que tendrán en un momento espacios para disfrutar sus silencios y soledades, antes de naufragar en el olvido.
-NLA-
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