martes, 31 de enero de 2012

EDUCAR PARA LA VIDA

Un crecido número de adolescentes se ha visto obligado a asumir en forma prematura el papel asignado por la naturaleza a la mujer: la maternidad; y a unos jóvenes imberbes el papel de padres, sin tener la menor idea sobre estas responsabilidades. Los nuevos exploradores de la vida suspenden sus estudios para tratar de atender estas obligaciones generadas en unas relaciones mal planificadas y una educación en la sexualidad fuera de contexto.

La educación en una sana sexualidad debe tener en cuenta infinidad de aspectos: reconocimiento del otro desde el respeto al género; exploración y  selección de una pareja estable, propósitos en la selección de pareja, genitalidad y sexualidad, aspectos biológicos, fisiológicos, psicológicos y sociales; todo enmarcado en el mundo real permanente y cambiante. El propósito de la sexualidad responde a la necesidad natural de conservar la especie y a la conformación de la familia como una estructura sólida determinada por la triada padre, madre, hijo/a; que puede abarcar lo que se quiere para la vida. Por lo tanto, sexualidad y genitalidad implican ser asumidas con responsabilidad por su incidencia en los procesos de cuidado, protección y amor que se debe dar en el proceso de gestación a los seres concebidos en función de esas necesidades naturales y sociales.

Los temas sobre la sexualidad en un momento de nuestra historia fueron tabú, pero los avances en la información y la comunicación lograron destapar estos misterios ocultos en los predios de una doble moral, para recrearlos en el lugar y contexto que les corresponde, donde siempre han estado y desde donde siempre se ha evadido su manejo: el hogar.

Uno de estos temas cuestionados por las mas puras tradiciones tiene relación con la libertad que tiene la mujer para decidir sobre un embarazo, la edad en que se toma esta decisión. la forma de lograrlo y asumirlo. Se presentan opciones, desde el placentero sistema tradicional hasta el frío ambiente de un laboratorio: código anónimo en el banco de sémen; la aceptación de una pareja responsable, la estructura de un hogar, el madresolterismo, el padresolterismo o el alquiler de un vientre gestante.  A pesar de la validez de todas estas opciones fundamentadas en el libre albedrío de las personas, el descartar las condiciones mínimas del concepto de familia es para muchos teóricos la desestabilización del desarrollo normal y social de niños y niñas; porque los roles sociales del padre y de la madre tienen presencia real solamente cuando se comparten espacios de vida con los hijos; mientras las figuras materna y paterna a distancia, son híbridos que en contra de muchas opiniones, la sociedad actual viene aceptando.

El énfasis en la educación de la madre conlleva a reconocer que es ella quien debe decidir la aceptación de su embarazo, programa genético en el cual el hijo es cuerpo, y la madre alimento y vida. Educar a una mujer es educar una familia, una generación. El padre es un programa genético desde una célula fertilizante, es externo, es sociabilidad y acompañamiento, es parte del desarrollo de la personalidad. La presencia de padre y madre se marcan en el hogar y cuando uno de ellos define pautas de abandono se cae en el desconocimiento y la no aceptación de los hijos.

Por una extraña fuerza que proviene desde su instinto de preservarse para la tarea de la conservación de la especie, la madre en todas las comunidades y sociedades se encarga  de dar la cara a los problemas de la comunidad, a las catástrofes, las hambrunas y la pobreza extrema. Los hijos, por su lado, se encuentran al lado de ella, atrapados en el centro de todo conflicto.

Desde otro contexto, lo económico juega un papel importante en los procesos de subsistencia del hogar, en atención a necesidades básicas y requerimientos del desarrollo. Esta razón es valedera en cuanto la presencia del agente proveedor, punto irreemplazable de la triada, porque la ausencia del padre genera un enorme vacío que golpea la personalidad del niño o la niña. Si bien lo económico es importante con la cuota de alimentos o el cheque, se debe tener en cuenta que el padre es un compañero, no un cajero automático.

El mundo de hoy viene apoyando la formación de padres y madres ausentes, nuevos modelos con los cuales las generaciones venideras enfrentarán su vida. Sin embargo, la misión de padres y madres invita a prepararse para desarrollar todo el proceso de acompañamiento a los hijos, desde la concepción hasta… siempre, como un eterno acto de amor.
-NLA-

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