martes, 31 de enero de 2012

FRENTE AL POAS

El volcán Poas es una elevación de la Cordillera Central de Costa Rica a 2708 metros sobre el nivel del mar, que vigila la provincia de Alajuela desde su lecho de nubes y su tejido de lluvias.

 Muy cerca y en la localidad de Grecia, se encuentra “”la casa de las hortensias”, un remanso de paz, casa de puertas abiertas en la calidez de los ambientes familiares, donde la hospitalidad es un emblema. Allí se respira aún el aire fresco que baja de la montaña, se escucha el cacareo de las gallinas en las mañanas cálidas y el llanto lastimero del perro del vecino que saluda el ronroneo de las motocicletas, tratando de reencontrar el aliento amigo de alguien que incumplió un regreso.

Las campanas de la iglesia del pueblo, por pedido de la feligresía, fueron amarradas durante algún tiempo porque su tañido irreverente en los nocturnos movimientos de tierra, impedían conciliar el sueño. 

Al enorme cráter del Poas, uno de los más grandes del mundo, se llega por una cómoda carretera de pendientes suaves. El suelo tapizado de arena menuda recuerda los cientos de miles de erupciones de todos los pasados y sirve de asiento a la “sombrilla de pobre” una rarísima planta de grandes hojas antediluvianas que se desperezan saludando impasibles las profundidades de roca y azufre, es el mundo extraño de más allá de las estrellas; en el fondo la laguna verde acompaña un vapor blanquecino que brota desde el interior, por todos los siglos como memoria de un geiser olvidado. Completando el paisaje, más allá del horizonte de montañas, otro volcán, el Irazú, se levanta desafiante a mayor altura como fuego protector de la ciudad capital.

Los mares tienen el mismo encanto del pródigo suelo que refrescan con sus aguas y poseen talvez el mismo origen geológico, cósmico, mágico. Así se cuenta sobre los orígenes de una inmensa franja de playa en el mar de Punta Arenas: se recuerda su extraña aparición en una lejana tarde de temblores, cuando una parte de la playa de El Callao en el Perú emigró hacia el norte, apareciendo en Centroamérica. Entretanto llegue el momento del retorno, los lugareños ajenos a sus temores, participan de los afanes del día y de sus compromisos con el mundo.

En los 51.100 kilómetros cuadrados de extensión de Costa Rica conviven 79 volcanes y 27 parques nacionales custodiando la tierra y el cielo, para una población cercana a los cinco millones de habitantes. En comparación con el sistema montañoso de Suramérica, este es un país de montañas bajas, volcanes activos y naturaleza exuberante con profusión de bosques, lluvias periódicas y fauna celosamente cuidada por quienes, aunque en minoría, silenciosamente entienden el mensaje de la vida.

El país ostenta con orgullo varios títulos: “el más verde de los países del mundo” y primer lugar en el “Índice de Planeta Feliz”; sin embrago lo más llamativo es su enseñanza de paz, al demostrar que los ejércitos pueden ser considerados como cosas del pasado, juguetes peligrosos de los cuales es posible prescindir, como lo hizo desde el primero de Diciembre de 1948, bajo ese lema esencia de sus sueños y esperanzas”: ¡Pura vida!”
Los hermaniticos (ticos) nos enseñan dos cosas posibles: la paz y la vida…
(Grecia. Costa Rica 140810).

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