-anaquel-nla-927/VI
Aquel día de Julio de 1810, la Providencia parecía no estar de lado del notablato criollo. La turba enfurecida, no tan numerosa como se dice pero suficientemente alentada por criollos ilustrados y talvez bien colocados, increpaba al gobernante por las fisuras de su gestión que en nada tenían que envidiar a los momentos que se vivirían doscientos años después.
Se pensaba que solamente un aguacero bajaría la temperatura del reclamo y la ofensa pública y obligaría la dispersión de la multitud, pero el día radiante sólo lograba colorear con cierta intensidad las chapetas de los peninsulares.
Alentados por los triunfos de la revolución norteamericana contra los ingleses, los sucesos de la revolución francesa contra la monarquía de Luis XVI y el inminente fracaso de la campaña militar española de Fernando VII contra las tropas de Napoleón; los criollos beligerantes o “chisperos”, se atrincheraron en mejores posiciones frente al poder español y frente al virreinato de la Nueva Granada.
Víctima de la autocracia y la corrupción, el Virrey Antonio Amar y Borbón había sido acusado ante el Consejo de Indias por indiferencia ante los problemas del Virreinato, la persecución al ayuntamiento, el debilitamiento de la seguridad de los puertos, la interceptación de la correspondencia y la toma de decisiones sin tener en cuenta a la Real Audiencia : nombramiento de ciudadanos de vida poco ejemplar y la imposición de seis regidores.
Por su lado la Virreina hacía tráfico de influencias y vendía empleos y beneficios eclesiásticos; la familia virreinal usufructuaba el poder y los nobles criollos eran agraciados con el resto de prebendas. Pero como ocurre en toda autocracia colonial y moderna que se respete, “la chuzada” de la correspondencia fue dejada de lado, los procesos se dilataron, los testigos y las pruebas desaparecieron y todo aquello fue quedando en un olvido cómplice y un incómodo olor a podrido.
En este proceso de desmoronamiento, los contradictores políticos se acusaban de ser afrancesados, cundía el desorden y el desgobierno en la Real Audiencia , crisis de poder y continuos enfrentamientos internos. La situación tendía a agravarse por las conmociones sociales en Cartagena, Cali, Pamplona, el Socorro; el desconocimiento de las órdenes virreinales y el cuestionamiento a los gobernadores. Y como si esto fuera poco se descubrió que parte de la familia del Virrey era de ascendencia francesa, lo que tenía serias implicaciones políticas.
Los criollos notables que traicionaron la revuelta comunera y muchos de sus descendientes, aparecieron en primera fila en la nueva insurrección tratando de sanar sus culpas viejas por el fatal desenlace de la primera revuelta.
Por esta razón la escena preparada no podía fallar, los actores estaban listos: un florero, Antonio Villavicencio “comisionado regio” y posible agasajado; José González Llorente furibundo realista y próspero comerciante y Julio Rubio encargado de provocar el incidente.
La negativa al préstamo del florero para el homenaje a Antonio Villavicencio y la respuesta del español, parecían estar en el mismo libreto, inclusive la misma que generó enorme revuelo: “No sólo no presto el florero, sino que me cago en Villavicencio y en todos los americanos”.
Aquel incidente llamó la atención de los vecinos y muchos de los presentes empezaron a gritar vivas y abajos a todo lo que se les invitaba a corear y que en alguna forma era causa de su insatisfacción.
Los conjurados alentaron la parte de la población que se insubordinó, formando un enorme alboroto. Se consolidó el cabildo abierto y se creó una Junta de Gobierno: “primer ensayo de democracia abierta y popular”.
El gobierno no hizo uso de sus armas: “primer golpe de cuartel de la historia de Colombia”. La Junta hizo reconocimiento de los derechos de Fernando VII y la defensa de la Sagrada Religión Católica, apostólica y romana; la sujeción de este gobierno a la Superior Junta de Regencia de la Península.
Las nubes presagiaban lluvias desde tempranas horas, pero cuando se desató el fuerte aguacero ¡todo estaba consumado!
-NLA-
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