martes, 13 de marzo de 2012

CASAS VIEJAS Y VIEJOS COLEGIOS

-anaquel-nla-933/VI

 “Quien vivió en esas casas de ayer, casas viejas que el tiempo bronceó…”

En 1960 el centro de Pereira era un hervidero de estudiantes. La mayor parte de los colegios ocupaban las viejas casonas, pertenecientes desde la fundación a las primeras familias que llegaron desde todos los lugares a poblar esta rica zona llena de sol, vientos suavizantes, tierra fértil, aguas limpias, paisajes de ladera de montaña y noches apacibles.

En la repartición de las tierras pertenecientes antes a la población nativa y considerada patrimonio de la familia Pereira, se hizo entrega de predios en promedio cuatro familias por manzana de cien metros la cuadra. Un lote de cincuenta por cincuenta era suficiente para construir una casona con más de diez habitaciones, pesebrera, patio en tierra y espacio para pastos con una vaca y un caballo, platanera, mangos, aguacates, jardín, huerta y servicio sanitario. En aquellas viejas casas cansadas de albergar y retoñar familias, se empezaron a organizar colegios.

Las niñas de la sociedad venían reclamando a las autoridades la construcción de un colegio; para el efecto se utilizó un predio en la calle 19 con carrera cuarta y la Compañía de María La Enseñanza, tomó las riendas de la dirección de una institución femenina. Los altorrelieves de la vieja fachada, aún recuerdan su construcción inicial. Muchos años después la comunidad vendió las instalaciones al municipio, el mismo que lo había cedido y se trasladó a la Avenida Circunvalar con calle 3, donde aún laboran. Este local lo heredó el Instituto Femenino hasta su traslado a la calle 17, frente a la iglesia de San José, donde estuvo el Batallón San Mateo. Con la muerte de su directora, Teresa Mejía Ocampo,  las nuevas directivas reclamaron nueva sede. El Instituto Femenino se dividió en dos instituciones que se disputaron la herencia de archivos y prestigio del antiguo colegio. El local fue cedido a la Curia para el funcionamiento del Seminario Menor y finalmente vendido para la construcción de un hotel.

Por la ubicación del colegio la Enseñanza, muchos colegios se asentaron en las viejas casonas del centro: el Colegio de las Madres Franciscanas conocido como el colegio de “Las Pachas”, el Gimnasio Pereira, el Instituto Caldas, el colegio de las Betlemitas, los Sagrados Corazones, el Liceo Pereira, el colegio De la Salle y el Liceo de los Andes, famoso por la rigidez de su rector, el Dr. Juvenal Mejía Córdoba, un erudito abogado que incursionó con gran éxito en la educación, la administración, la política y el ejercicio del derecho.

Al lado de estas instituciones fueron surgiendo numerosos establecimientos de educación primaria y secundaria del sector oficial e importantes escuelas de Comercio como la Gregg e Idesco. Los colegios beneficiados con buenas instalaciones fueron el colegio De la Salle y el Instituto Técnico Superior, frente al parque Olaya Herrera y el colegio Deogracias Cardona, en la calle 14 con avenida circunvalar.

Ante el avance de la ciudad aquellas plantas físicas fueron objeto de nuevos modelos de planeación urbana y después de unas  muy buenas negociaciones, los propietarios de estas instituciones, tomaron sus corotos y se trasladaron a la periferia de la ciudad.

De gran parte de esas viejas casas, unas pocas sobreviven con sus amplias salas, sus cómodos corredores, sus escalas crujientes, grandes ventanales y techos salientes; aún ofrecen sombra contra los soles de Agosto y protección contra las lluvias impertinentes de las dos de la tarde.
La ciudad creció y el urbanismo trazó nuevas rutas al progreso, las casas viejas dieron paso a las enormes construcciones de hormigón y a otra imagen de ciudad; y del hervidero escolar en el centro de Pereira en plena década del sesenta, sólo queda el recuerdo.
-NLA-

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