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“Anónimo” es uno de los escritores más prolijos en todas las lenguas: todo escrito que aparece sin padre y tiene alguna importancia se le adjudica a este desconocido personaje, el mismo que no requiere prueba de ADN. En otros casos el desconocer a un autor sirve para pasar por alto los derechos, dentro de lo que denominaríamos una piratería legal, paso obligado para convertir la obra en patrimonio popular.
“Desiderata” ha pasado por todos estos estados, al parecer como objeto de intereses comerciales. Por un lado “Anónimo” y por otro su posible autor Max Ehrmann, quien aseguró los derechos.
Max Ehrmann, fue un abogado y poeta nacido en Indiana Estados Unidos. Desde el ejercicio de su profesión, siempre manifestó su deseo de dejar algo a la posteridad. Cumpliendo este propósito de vida nos regaló a Desiderata: “Debería dejar un humilde regalo, un trozo de prosa que alcanzara nobles honores”.
Desiderata es una palabra de orígen latino cuyo significado encierra las mínimas pretensiones humanas: lo que hace parte de lo deseado y posiblemente logrado y que pasados los años, se va echando de menos. Interesante reflexión en torno a logros y vanalidades a espacios de vida y a una manera poética de sentirse vivo asumiendo las responsabilidades frente a los seres humanos y frente al mundo.
El poema fue publicado en 1948 en el libro de Max Ehrmann “Desiderata of happiness”, poco después de morir. Al entrar en controversia la aparición de esta obra, se empezaron a plantear conjeturas sobre su orígen, dándole un interesante toque de leyenda y misterio. La versión opuesta considera que Desiderata corresponde a un poema encontrado dentro de unos antiguos manuscritos de la iglesia de St. Paul de Baltimore (Maryland. USA), con un origen que se remonta a 1692. Miremos la versión original:
“Escucha entonces la sabiduría del sabio:
“Camina plácidamente entre el ruido y las prisas, y recuerda que la paz puede encontrarse en el silencio. Mantén buenas relaciones con todos en tanto te sea posible, pero sin transigir. Di tu verdad tranquila y claramente; Y escucha a los demás, incluso al torpe y al ignorante. Ellos también tienen su historia.
Evita las personas ruidosas y agresivas, pues son vejaciones para el espíritu. Si te comparas con los demás, puedes volverte vanidoso y amargado porque siempre habrá personas más grandes o más pequeñas que tú. Disfruta de tus logros, así como de tus planes. Interésate en tu propia carrera; por muy humilde que sea, es un verdadero tesoro en las cambiantes vicisitudes del tiempo.
Sé cauto en tus negocios, porque el mundo está lleno de engaños. Pero no por esto te ciegues a la virtud que puedas encontrar; mucha gente lucha por altos ideales y en todas partes la vida está llena de heroísmo. Sé tu mismo. Especialmente no finjas afectos. Tampoco seas cínico respecto al amor, porque frente a toda aridez y desencanto, el amor es tan perenne como la hierba.
Acepta con cariño el consejo de los años, renunciando con elegancia a las cosas de juventud. Nutre la fuerza de tu espíritu para que te proteja en la inesperada desgracia, pero no te angusties con fantasías. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Más allá de una sana disciplina, sé amable contigo mismo. Eres una criatura del universo, al igual que los árboles y las estrellas; tienes derecho a estar aquí. Y, te resulte o no evidente, sin duda el universo se desenvuelve como debe.
Por lo tanto, mantente en paz con Dios, de cualquier modo que Le concibas, y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones, mantente en paz con tu alma en la ruidosa confusión de la vida. Aún con todas sus farsas, cargas y sueños rotos, éste sigue siendo un hermoso mundo. Ten cuidado y esfuérzate en ser feliz”.
-NLA-
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