martes, 6 de marzo de 2012

¿ADIOS A LA INFANCIA?

Una preocupación constante del núcleo familiar consiste en tratar de entender a hijos e hijas adolescentes en todos sus comportamientos y actitudes, indicadores de la manera como van construyendo futuro. En esta etapa de la vida se pretende lograr descifrar el tipo de acompañamiento que se les puede ofrecer, procurando minimizar los contratiempos, porque en un momento determinado muchachos y muchachas se molestan al sentirse tratados como niños.

La infancia transcurre en un proceso que da bases reales a la personalidad futura en la cual su presencia tiene vigencia por siempre en la figura del “niño interior”; el mismo que sale cuando le provoca, cuando necesita jugar, cuando necesita llorar, cuando reclama amor y cuidados y cuando siente sus propios miedos en las noches de vigilia. Así se crece desde la compañía de las cosas simples, en medio de los juguetes que cobran vida en el mundo de la imaginación y los sueños; se hojean libros, se miran láminas, se rayan hojas limpias tratando de describir el mundo interior que busca salidas. También se siente la presencia de la mamá cuando canta en la soledad de sus espacios, juega con el agua al ordenar la cocina, prepara los alimentos y regaña al perro que no logra entender que no lo entiende. Ella, profesional de laboratorio ordena papeles y frasquitos. Papá juega a  mecánico, electricista, maestro, carpintero, en el mundo de los adultos refugiado en su niño interior que reclama su lugar, comprometiéndose con hacer la vida entretenida.

Las personas que desconocen su niño interior se vuelven viejas y cansadas y se sientan en su propio atardecer a mirar cómo juegan los otros, se ven entonces obligadas a pagar por todo, porque esos estados en los que están inmersas las cosas, son para quienes saben ese juego y lo disfrutan.

Los jóvenes al sentirse mayores, encuentran que también se hizo mayor el mundo de los juguetes y lo impredecible de los riesgos y las cosas: el carro de cuerda o de balineras, es un carro “de los de verdad”: un sofisticado aparato mecánico con infinidad de dispositivos electrónicos; el juego de la mecánica se torna complejo ante esa sed infinita de desbaratar para encontrarle el alma a las cosas y cambiarles de lugar; los aviones son más reales y el vuelo hace parte de las rutinas; y el juego de la comitiva y las muñecas se torna en una vida de hogar donde papá, mamá e hijos tienen presencia corporal.

El mundo de la lúdica que capacita para la vida adulta cumple la función para la cual fue creado, solamente el perro compañero se queda solo porque el lenguaje se sofistica y termina aceptando esos nuevos roles desde su silencio. A pesar de todo, el eterno niño interior sigue ahí en un lugar imaginario del alma vigilando cada uno de los pasos del adulto para ir en su auxilio en el momento que se necesite.

Cuando el joven de la casa se siente sobreprotegido, reacciona sintiéndose mal; pero madres y padres consideran que los hijos son siempre los niños, los muchachos, así sean muy mayores, siempre protegidos. Los abuelos regularmente preguntan por los muchachos y las muchachas. ¿Será una manera de no permitir que avance el tiempo para permanecer en los espacios de la infancia y la juventud?

La adolescencia es una etapa difícil y más aún si se posee todo, si se carece de tolerancia a la frustración. Ese período de transición entre niño y adolescente tiene sus altibajos, los muchachos se sienten mal en casa, se tornan agresivos, contestones, bruscos y se creen incomprendidos. Es  el momento en que la misma comunicación tiene sus dificultades, por lo cual se hace importante para ellos pensar siempre en lo que van a decir y para los padres sobre lo que van a contestar, refrenando toda molestia y evitando enfrentamientos.  Conviene recordar que: “Hay dos cosas que no se pueden detener: la palabra dicha y la piedra lanzada”.

No es adecuado crear espacios de conflicto al interior de la familia, porque no se puede dejar de reconocer que esta es base y centro de la formación y los afectos.
-NAL-




No hay comentarios:

Publicar un comentario