Pureza Villa Lorenzana, es una educadora perteneciente al Centro Educativo Remigio Antonio Cañarte, sede El Poblado; Licenciada en Educación y próxima a recibirse como Psicóloga en la Universidad Antonio Nariño de Pereira. Además de su actividad como docente, atiende la “Línea Amiga” en la sección de Salud Mental de Risaralda.
Su trabajo no tiene nada salido de lo común puesto que solamente hace parte de su vocación hacia la educación, su propia realización: “no hago nada extraordinario, sólo hago lo que tengo que hacer en el mundo de las pequeñas cosas, donde los niños deambulan; allí me sumerjo y trato de apoyarlos cuando tienen dificultades”.
Formada en los espacios austeros de una familia numerosa, en la rigurosidad de los tiempos difíciles aprendió que cada día debía surgir con la necesidad de sobrevivir en medio de la lucha general para no dejarse vencer por las adversidades.
Nunca olvida su paso por la escuela primaria de su pueblo, cuando la maestra amenazaba en forma permanente al grupo de pequeños estudiantes, con hacerles comer un rollo de lombrices de tierra, que conservaba en un frasco de vidrio: “Quien no cumpla con sus deberes, se verá obligado a comerse las lombrices”, decía con imponencia. El trabajo en Bienestar Familiar le aportó muchos aprendizajes, razón por la cual, cuando se vio enfrentada por primera vez a un grupo, comprendió que las cosas podían ser diferentes a lo que había vivido, en su escuela. La época era distinta y niños y niñas merecían su respeto.
Hizo lo que hace todo docente: tratar de penetrar esos espacios de la mente del niño donde luchan las necesidades y los afectos, para lograr buenos resultados en el trabajo. Había algo más allá de una tarea no cumplida y de unos aprendizajes fallidos, talvez las secuelas del desamor y el abandono.
Las rutinas de la escuela tradicional venían sufriendo grandes cambios con los procesos de actualización y profesionalización de los docentes y se aprestó a seguir ese camino trazado por esa nueva generación de maestros: aprendió a utilizar los recursos del medio y a tratar de crear pedagogía con el consejo oportuno de sus compañeros docentes y el aprovechamiento de esa cantera inexplorada de los conocimientos simples, de las pequeñas cosas que hacen parte de la vida de los niños.
De toda una vida en las aulas nunca olvida a Víctor, el niño que deseaba tener una calculadora, en la época que esta herramienta era costosa. La mamá estaba ahorrando para hacerle este regalo, pero un fatal accidente acabó con todas las ilusiones de este niño que solamente llegó a los diez años y cuyo recuerdo aún duele.
Cristian David, siempre tuvo dificultades para cumplir con sus tareas. Era un niño feliz, colaborador, excelente compañero; abandonó la escuela y nunca volvimos a saber de él; pero nos dejó una enseñanza: “la matemática del tendero”. Su ambiente familiar giraba en torno a una tienda que tenía el papá, el lugar en el cual supuestamente realizaba las tareas que nunca presentó, pero donde aprendió la habilidad de las cuentas y el mercadeo minorista. Con base en los conocimientos de Cristian David sobre la tienda del papá, se elaboró un proyecto para el aprendizaje de las matemáticas en la escuela primaria: “Comprando y vendiendo, me divierto y aprendo”, sus resultados han superado las expectativas, encontrándose aún en la etapa de aplicación y consolidación.
En la vida de educadores y educadoras regularmente se cruzan los espacios de familia y escuela. Niñas y niños en ambos lugares esperan la orientación y el consejo y el momento oportuno para compartir la sabiduría de las cosas elementales.
Pureza Villa Lorenzana la docente que realiza su trabajo desde las rutinas que marca la Institución escolar, que hace solamente “lo que tiene que hacer desde las cosas pequeñas”; ha recibido la Orden Cruz de los Fundadores, dentro de los actos conmemorativos de la fundación de la ciudad. Esta distinción se confiere cada año a personajes de la industria, el comercio, la construcción y la educación: “el máximo honor que otorga la Alcaldía de Pereira como distinción a la labor cívica, empresarial y de servicio a la comunidad”...
PALABRAS QUE NO SE DIJERON AL RECIBIR UNA CONDECORACIÓN
Señoras y Señores:
Me sorprendió el hecho de que el señor Alcalde Dr. Israel Londoño Londoño escogiera mi nombre para esta honrosa condecoración, con la cual Pereira exalta a las personas que se destacan dedicando su vida y su talento al progreso material y cultural de la ciudad.
Aún me pregunto el ¿por qué se me regala esta alegría inmensa?... Si solamente soy una Maestra que lo único que ha hecho para merecer estar aquí es cumplir con el deber desde lo cotidiano, procurando que niños y niñas en el descubrimiento de su capacidad de aprendizaje, reconozcan el potencial que los hace útiles como seres humanos, para proyectarse como ciudadanos de bien en una ciudad que les espera. Ellos tienen mucho para enseñarnos desde su inocencia, desde sus afectos y desde esos naturales deseos de ser grandes.
He acompañado sus primeros pasos en la difícil tarea del aprendizaje, en aquellos lugares donde los ha colocado la vida, algunas veces en medio del desamparo y la desprotección y otras tantas en condiciones un poco mas alentadoras donde la familia lucha contra lo adverso tratando con la ayuda de maestros y maestras, regalarles desde los sueños de la escuela, una vida digna con el ejemplo del trabajo honrado.
Asumo con toda humildad este compromiso con la ciudad; recibo este reconocimiento en nombre de la Dirección del Núcleo Educativo No. 3, del personal Directivo, Administrativo, Docente y de Servicios, la Comunidad Educativa de padres, madres de familia y la comunidad escolar del Centro Educativo Remigio Antonio Cañarte en el cual laboro actualmente; también hago eco de este reconocimiento a profesores y directivos de la Facultad de Psicología de la Universidad Antonio Nariño de Pereira.
Quiero hacer mención especial en este momento de mis hijos, mi esposo, mi familia y mis amigos, cuyo apoyo ha sido fundamental en todas las tareas de mi vida y con quienes he compartido desde siempre, todos mis afanes.
Agradezco, al Señor Alcalde de Pereira Doctor Israel Londoño y a su equipo de trabajo su generosidad al concederme este honor que enaltece el trabajo de los Educadores, como el reconocimiento a una labor, la misma labor anónima y a la vez heroica que desarrolla todo maestro y toda maestra en su aula de clases, desde su compromiso con el futuro de una ciudad y un país, que hace parte de todos sus anhelos.
Muchas gracias.
-NLA-
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