Los jóvenes han adoptado comportamientos que parecen conservarse por siempre. El enfrentamiento con la generación de los adultos es evidente en los campos familiar, social, cultural y sobre todo en cuanto las exigencias y el rechazo a normas e intereses; porque todo se encuentra demarcado por los comportamientos establecidos por los sistemas al interior del contrato social que definen las leyes. Estas particulares situaciones se presentan por una sola razón: existen los jóvenes.
En una etapa de nuestra vida pasamos por esos momentos de sentirnos exigidos, subestimados, presionados y reprimidos: ”ese muchacho es un holgazán, no le gusta estudiar, no le gusta trabajar, es grosero, es altanero, no respeta, solamente le importan los amigos, no tiene horarios, no tiene mayor ocupación que comer y dormir, parece un loco, no sabemos que hacer con él”;… y la respuesta no fue inferior a nuestra condición de “rebeldes sin causa”, éramos felizmente incontrolables.
"Esta juventud está malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura." La cita corresponde a un lugar común de nuestra época, porque esa actitud repetitiva ha hecho variar los comportamientos sociales y poco a poco los adultos sienten que su tarea es más dispendiosa, al olvidar que en su momento fueron jóvenes. Pero para mayor sorpresa, la cita corresponde al testimonio grabado sobre un vaso de arcilla encontrado en Babilonia y con cerca de 4.000 años de antigüedad. Para completar la nota de este hallazgo, en un texto sobre el comportamiento de la sociedad sobre la cual trabajaba una congregación religiosa, un poco más tarde, se lee: "Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos." (2000 años antes de Cristo).
Prima la desesperanza, no se quiere aceptar que las transformaciones deben llegar y el conflicto se hace visible cuando se plantea la necesidad de conservar los logros de una generación, ante el ímpetu del cambio para los nuevos tiempos en los espacios que reclaman los nuevos miembros de la sociedad.
El proceso formativo de la generación de relevo, tiene en cuenta los comportamientos poco amables de los jóvenes y las dificultades para hacer entender a los adultos esa particular manera de actuar en el momento preciso en que se aprestan para tomar las responsabilidades futuras: "Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esta juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible." (Hesíodo, 720 años antes de Cristo).
Uno de los artífices de las categorías de la moral, como lo fue Sócrates, manifestaba con inusual pesimismo: “Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy, son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos." (470 años antes de Cristo).
Son abundantes los textos y citas de los mensajeros de otros tiempos sobre el problema que nos ocupa. La generación de asiento que construyó las bases de la generación actual sobre las construcciones de generaciones anteriores, desearían conservarse y perpetuarse para evitar cambios sobre sus modelos que se precian de perfectos. Pero el mundo está hecho para el cambio y alguien tiene que asumirlo: tarea que corresponde a quienes van ocupando esos espacios generados en la dinámica social, física y cultural.
Todo tiempo pasado en realidad fue mejor para el que lo vivió, pero pasado es pasado y el presente reclama cosas diferentes y mejores para quienes tienen bajo su responsabilidad satisfacer todas las demandas del presente que es ya, y del futuro que empieza dentro de un instante, las mismas que en el devenir de los tiempos, serán, desde luego, el pasado mejor.
-NLA-
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