martes, 27 de marzo de 2012

UN ADIOS AL REY

-anaquel-nla-920/VI

El 25 de Junio de 2009 falleció “El Rey del Pop”: Michael Jackson; cantante, bailarín, compositor, excéntrico, filántropo y una de las figuras más influyentes de la música norteamericana en los últimos tiempos. 

Su controvertida personalidad lo ubicó también en el centro de la crítica debido a sus excentricidades, sus transformaciones físicas, sus problemas con la justicia y sus gastos exorbitantes; comportamiento regular de todo ser humano que posee fama y dinero y que vive entre sus aciertos y sus desaciertos. 

A los ídolos nada se les perdona, pierden su privacidad; se espera que sean ordenados, perfectos, incorruptibles, puros, castos y angelicales. No pueden vivir su vida como se les viene en gana, porque sus equivocaciones son noticia que alimenta la morbosidad humana; y  la noticia vende. Desafortunadamente en el mundo del espectáculo se es ángel o se es demonio o ambas cosas a la vez.

El “pop” tuvo sus orígenes en el siglo XIX, con la influencia del rock y el doo-wop, en la llamada “cultura del single” -sencillo- , y su desarrollo contó con la generosidad del público adolescente y la milagrosa aparición de los videos y los discos compactos.

Michael Joseph Jackson fue un niño prodigio. Desde los cuatro años hizo parte de “The Jackson Five”, grupo musical conformado con sus hermanos, del cual era el vocalista principal. Su padre, un operador de grúa, se convirtió en el representante del grupo e implantó una férrea disciplina: “ensayaban todos los días y no podían salir a la calle… pesada carga laboral para sus cortas edades... no existía ni el ocio ni el juego”. 

Se hicieron famosos por sus conciertos y sus apariciones en televisión. 

Michael se separó del grupo familiar y empezó su carrera como solista, en medio de unas tensas relaciones con el padre. Su carisma, sus canciones, una aguda voz y los bailes que contaron con unas espectaculares coreografías, le dieron la fama esperada: Got to Be There, Off the Wall, Thriller. Victory, “We Are the World”, “Bad Dangerous”, “Remember the Time”, “Scream”  “Childhood” e “Invencible”…

Obtuvo 150 discos de oro y 8 premios Grammy. Diez nominaciones para los American Music Awards y American Video Awards.

Considerado uno de los diez americanos mejor vestidos. Figura de cera en el museo de Madame Tussaud, Estrella en el camino de la fama. Se hizo acreedor al Premio “Leyenda” de los Award, al Guinness Récords, por su participación en la mayor cantidad de obras de caridad. CNN: lo escogió como el Artista del milenio y el tema del milenio Trhiller fue escogido por American Music Awards.  En 1988 se publicó su autobiografía, “Moonwalk”.

En Michael Jackson encontramos un ser humano con todas sus debilidades y fortalezas que nos recuerda a los grandes como Frank Sinatra y Bing Crosby. Steven Spielberg lo presenta con conocimiento de causa: “Igual que nunca habrá otro Fred Astaire, otro Chuck Berry u otro Elvis Presley, tampoco habrá nadie comparable a Michael Jackson. Su talento y su misterio han hecho de él una leyenda”.

Un tributo Anónimo, desde la página: “La Corte Del Rey Del Pop”

“Adiós al Rey de Neverland, ojalá crezcas siempre en nuestros corazones… Fuiste la gracia que se colocó donde las vidas estaban destrozadas…Hablaste con fuerza a nuestro mundo y le susurraste a aquellos que tenían dolor… Ahora perteneces al cielo y  las estrellas escriben tu nombre…

Y me parece que viviste tu vida como una vela en el viento que nunca se apagó, ni en el ocaso, ni bajo la lluvia…  Y tus huellas siempre seguirán aquí a lo largo de las más verdes colinas de tu hogar….

Tu vela se apagó mucho antes pero tu leyenda nunca lo hará…  Perdimos el encanto, estos días están vacíos, sin tu sonrisa…Esta vela siempre la llevaremos… Para el niño dorado de nuestras almas… Y aunque intentemos, la verdad nos hace llorar…

Todas nuestras palabras no logran expresar la alegría que nos diste a través de los años… Adiós Rey de nuestros corazones…

Tu vela se apagó mucho antes,  pero tu leyenda, nunca jamás”.
-NLA-

UN AGUACERO RETARDADO

-anaquel-nla-927/VI

Aquel día de Julio de 1810, la Providencia parecía no estar de lado del notablato criollo. La turba enfurecida, no tan numerosa como se dice pero suficientemente alentada por criollos ilustrados y talvez bien colocados, increpaba al gobernante por las fisuras de su gestión que en nada tenían que envidiar a los momentos que se vivirían doscientos años después. 

Se pensaba que solamente un aguacero bajaría la temperatura del reclamo y la ofensa pública y obligaría la dispersión de la multitud, pero el día radiante sólo lograba colorear con cierta intensidad las chapetas de los peninsulares.

Alentados por los triunfos de la revolución norteamericana contra los ingleses, los sucesos de la revolución francesa contra la monarquía de Luis XVI y el inminente fracaso de la campaña militar española de Fernando VII contra las tropas de Napoleón; los criollos beligerantes o “chisperos”, se atrincheraron en mejores posiciones frente al poder español y frente al virreinato de la Nueva Granada.

Víctima de la autocracia y la corrupción, el Virrey Antonio Amar y Borbón había sido acusado ante el Consejo de Indias por indiferencia ante los problemas del Virreinato, la persecución al ayuntamiento, el debilitamiento de la seguridad de los puertos,  la interceptación de la correspondencia y la toma de decisiones sin tener en cuenta a la Real Audiencia: nombramiento de ciudadanos de vida poco ejemplar y la imposición de seis regidores. 

Por su lado la Virreina hacía tráfico de influencias y vendía empleos y beneficios eclesiásticos; la familia virreinal usufructuaba el poder y los nobles criollos eran agraciados con el resto de prebendas. Pero como ocurre en toda autocracia colonial y moderna que se respete, “la chuzada” de la correspondencia fue dejada de lado, los procesos se dilataron, los testigos y las pruebas desaparecieron y todo aquello fue quedando en un olvido cómplice y un incómodo olor a podrido.

En este proceso de desmoronamiento, los contradictores políticos se acusaban de ser afrancesados, cundía el desorden y el desgobierno en la Real Audiencia, crisis de poder y continuos enfrentamientos internos. La situación tendía a agravarse por las conmociones sociales en Cartagena, Cali, Pamplona, el Socorro; el desconocimiento de las órdenes virreinales y el cuestionamiento a  los gobernadores. Y como si esto fuera poco se descubrió que parte de la familia del Virrey era de ascendencia francesa, lo que tenía serias implicaciones políticas.

Los criollos notables que traicionaron la revuelta comunera y muchos de sus descendientes, aparecieron en primera fila en la nueva insurrección tratando de sanar sus culpas viejas por el fatal desenlace de la primera revuelta.  

Por esta razón la escena preparada no podía fallar, los actores estaban listos: un florero, Antonio Villavicencio “comisionado regio” y posible agasajado; José González Llorente furibundo realista y próspero comerciante y Julio Rubio encargado de provocar el incidente. 

La negativa al préstamo del florero para el homenaje a Antonio Villavicencio y la respuesta del español, parecían estar en el mismo libreto, inclusive la misma que generó enorme revuelo: “No sólo no presto el florero, sino que me cago en Villavicencio y en todos los americanos”.  

Aquel incidente llamó la atención de los vecinos y muchos de los presentes empezaron a gritar vivas y abajos a todo lo que se les invitaba a corear y que en alguna forma era causa de su insatisfacción. 

Los conjurados alentaron la parte de la población que se insubordinó, formando un enorme alboroto. Se consolidó el cabildo abierto y se creó una Junta de Gobierno: “primer ensayo de democracia abierta y popular”. 

El gobierno no hizo uso de sus armas: “primer golpe de cuartel de la historia de Colombia”. La Junta hizo reconocimiento de los derechos de Fernando VII y la defensa de la Sagrada Religión Católica, apostólica y romana; la sujeción de este gobierno a la Superior Junta de Regencia de la Península. 

El antiguo Virrey Antonio Amar y Borbón apareció como presidente de la Junta de Gobierno y José María Carbonell creó una Junta Popular para hacer contrapeso a la Junta patricia. La iglesia que se acostó realista, despertó republicana y celebró un Te Deum en acción de gracias por el nuevo régimen.

Las nubes presagiaban lluvias desde tempranas horas, pero cuando se desató el fuerte aguacero ¡todo estaba consumado!
-NLA-

MADRE PROVEEDORA

La mujer es madre. Su propia estructura le indica que es receptividad, “tierra dotada de fecundidad natural” inmersa en el instinto de vida. Ella no puede escapar a ese designio con el cual la naturaleza le hizo el encargo de perpetuar una especie… es madre con hijos o sin ellos. Comprometida con este papel esencial, trasciende el devenir del ser humano en todos sus espacios.

La historia de hombres y mujeres sobre la tierra define una distribución del trabajo, que va de lo natural a lo social: la provisión de alimentos, la caza, la pesca y la defensa del territorio como tarea de hombres; y el trabajo del hogar, el cuidado y protección de los hijos(as), la elaboración de utensilios y la cestería como labor de mujeres. Estas condiciones priman por siempre en cada etapa de la vida del mundo. Desde otro nivel las tareas de la espiritualidad se distribuyen en forma equitativa; diosas y dioses atienden las obligaciones del cielo en cuanto el cuidado debido a los humanos en sus alegrías y desdichas.

Cuando el patriarcado entra como estructura social y económica dominante, frente al matriarcado, la mujer conserva todos sus atributos, pero pierde su poder y queda supeditada a los designios del sistema imperante. Conserva la capacidad de crear vida, controla la estructura familiar desde los remanentes del matriarcado - jamás exterminado - contribuye a la economía con su trabajo y mantiene el ascendiente de protección y cuidado, en pos de su función natural, es en síntesis el poder detrás del trono.

La mujer en el ámbito social permite su sometimiento ante las fuerzas económicas, políticas y religiosas dominantes. En el medio económico hace eco de su subvaloración como elemento fundamental en la vida del mundo, acepta convertirse en objeto bonito y en objeto de mercado, acepta ser segunda, humillada, vilipendiada, subvalorada. Oculta su capacidad, su antigua sabiduría y su antigua rebeldía y se dedica a las labores menores, con la paciencia del santo y la terquedad del genio.

Cuando aflora un nuevo modelo de sociedad, la mujer está lista para asumir los nuevos retos de la historia. Esa primitiva rebeldía resurge en los momentos que el patriarcado erosionado por sus insensateces empieza a tambalear frente a las nuevas tareas del mundo.

No es posible pensar en la búsqueda de otros mundos sin ella; los nuevos seres enviados al espacio, deben contar con la capacidad de dar  vida. No se ha informado sobre las parejas de astronautas que han circunvolado la tierra en los breves momentos de un prologado encuentro entre días de muchos soles y muchas lunas, en un romántico cielo lleno de estrellas.

Los grandes estados vienen encontrando en la mujer una alternativa para asumir el poder, con igual o mayor eficacia que el gobierno de los hombres.

La ciencia ha contado con la participación femenina, porque el conocimiento nunca ha sido patrimonio de género, ensombrecido en algún momento por la propaganda negra de un machismo regularmente alimentado desde su fuente por la mujer.

En los grandes desastres naturales, tsunamis, terremotos y hambrunas está en primera línea en la colaboración y en el trabajo, la madre alimento; incansable en la renovación de la vida y en la reconstrucción de los entornos.

Acostumbrada desde los albores de la civilización a responder por la familia y el hogar, la mujer moderna, compitiendo en el mercado del trabajo, asume con gran valor  las tareas asignadas a la supervivencia.

No es como un padre, no es como una amiga; es la madre que asume diferentes roles sin dejar de ser la madre proveedora, madre nutricia - madre alimento - madre amistosa, madre confidente.

La madre proveedora desplaza el rol del hombre, a quien la provisión le ha servido para dominar, reclamar poder, someter, socializar desde fuera, mostrar el mundo e imperar sobre todas las cosas.

La nueva mujer se enfrenta al mundo y solamente pide al hombre un poco de compañía, amor y tolerancia porque no hay tarea por difícil que parezca que esté impedida para asumir y ella reclama como todos los seres una mejor oportunidad sobre la tierra.

"DIME CÓMO TE CASTIGARON Y TE DIRÉ QUIÉN ERES"

Martha Ordóñez es una ferviente luchadora por la defensa de los derechos de los niños. Ha incursionado en los medios de comunicación y la política y como fruto de su trabajo entregó en el año 2011 su obra “Dime cómo te castigaron y te diré quién eres”, dedicada “a todos los niños de Colombia y del mundo que a tan temprana edad han tenido que enfrentar y padecer la inexperiencia, impaciencia, intolerancia, cargas genéticas y traumas de sus padres”; niños y niñas destruidos por dentro y por fuera.  


Esta obra se basa precisamente en determinar cómo los infantes soportan una carga laboral, social y emocional que no les pertenece y cómo la herencia violenta los lleva a ser los usuarios permanentes de internados y centros de resocialización.

“En la antigüedad, la crianza no era obligación de los padres. Ellos podían recurrir al infanticidio, al abandono o el regalo a una familia pudiente”. Pero dos mil años después, las cosas parecen no haber cambiado mucho; existe un mundo de castigos crueles, peligrosos y denigrantes.

Con base en esta situación, alentados por el precepto de que “ningún tipo de violencia es justificable y todo tipo de violencia es prevenible” muchos países del mundo han abolido el castigo físico para niños y adolescentes: Suecia, Finlandia, Noruega, Austria, Chipre, Dinamarca, Letonia, Croacia, Alemania, Bulgaria, Israel, Islandia, Rumania, Hungría, Grecia, España, Holanda, Nueva Zelanda, Portugal, Uruguay, Venezuela, Costa Rica y Moldavia. En Colombia, la legislación es muy laxa en este sentido: el Código Civil. Artículo 262, acoge la siguiente perla: “Los padres o la persona encargada del cuidado personal de los hijos, tendrán la facultad de vigilar su conducta, corregirlos y sancionarlos moderadamente.

¿Qué será “sancionar moderadamente”?

Gran parte de los comportamientos de niños y adolescentes hacen parte de sus condiciones propias de desarrollo. Al iniciarse la locomoción y el progresivo descubrimiento del mundo, los procesos biológicos y psicológicos maduran, los cambios aparecen y la persona en formación hace elección de sus prioridades.

Dicen los castigadores que  “hay que formar para aprender”, buscando que se respete la autoridad por encima de toda consideración y se opta por castigos que supuestamente ayudarán, apoyados en el estrés, la ira, la embriaguez, el uso de psicoactivos y la pérdida del control; ante la incapacidad del niño a reaccionar para enfrentar la violencia del adulto que considera que esa vida que golpea, le pertenece.

Martha Ordóñez considera el parto como el primer desprendimiento de la madre con respecto al hijo. Con posterioridad la locomoción y búsqueda de autonomía enfrenta a los menores y los adultos; es desde ahí que suele creerse que “los progenitores están con todo derecho de castigar a los menores desde la gestación hasta la adolescencia, corrigiendo de manera legítima para formar individuos de bien”.

La obediencia puede ser la huella de una buena herencia. Disciplinar no es lo mismo que golpear, amaestrar u obedecer ciegamente porque sí. Se debe tener en cuenta que niños y niñas no aceptan normas de personas que no admiran, que no quieren. Obedecer por miedo al castigo o solamente para complacer al adulto, no es formar.

Las consecuencias del maltrato son graves; niños y adolescentes maltratados son propensos a presentar conductas delictivas en la adultez.  Tienen problemas de comportamiento y desarrollo, predispuestos a la ira, la depresión y la violencia y a caer en adicciones como el alcohol y las drogas, formar pandillas y cometer delitos como respuesta a una historia de golpes, abusos y desamparo en una vida compleja llena de exigencias y miedos que jamás comprenderán.

TEXTO DE REFERENCIA: ORDÓÑEZ, Martha. “Dime cómo te castigaron y te diré quién eres”. Bogotá. Edit. Grijalbo. 2011. 188 páginas.
-NLA-

martes, 13 de marzo de 2012

COLOMBIANOS EN LA LUNA

-anaquel-nla-927/VI

La luna, ese satélite natural de la tierra, nunca antes de 1969 había sido hollada por la presencia humana. La imagen de ese cuerpo celeste en la distancia, nos enseñaba que hay cosas inaccesibles que creemos que nos pertenecen, que aceptamos su compañía y al hacer parte de nuestra vida y de nuestros caminos nos hacen soñar el sueño inacabado de los misterios lejanos.

Sobre esa esfera vigilante, astrónomos y matemáticos desde los tiempos más remotos, hicieron los cálculos de las distancias, especularon sobre su composición; sus ciclos se homologaron a los ciclos femeninos y los poetas tuvieron un referente en el momento de la inspiración providencial. Su influencia fue considerada sobre las mareas, los instantes recurrentes de la sangre, el comportamiento de las cosechas, la vida toda sobre la tierra; y más aún, sobre las conductas de los seres humanos en los desmesurados espacios de su conciencia y sus emociones: luna de los locos, los lunáticos, los alunados y los hombres lobo; la luna de la penumbra, del misterio y los encantamientos; la luna del mundo misterioso de los místicos, los científicos y los poetas.

Los eternos soñadores, los habitantes del reino de la poesía y la palabra, embriagados por sus ensoñaciones fueron visitantes asiduos del satélite. Algo inalcanzable que siempre estaba ahí y que gracias a esa luz mortecina, dio vida a no pocas historias de terror y de amor, vio el eterno renacer de las auroras y en las noches de bohemia acompañó los cantos lastimeros de los tipleros frente a un balcón.

 Desde aquellos lugares de encanto la poesía cantó a la vida:  

“Todo está bien: el verde en la pradera,
el aire con su silbo de diamante
y en el aire la rama dibujante
y por la luz arriba la palmera.

Todo está bien: la frente que me espera,
el agua con su cielo caminante,
el rojo húmedo en la boca amante
y el viento de la patria en la bandera.

Bien que sea entre sueños el infante,
que sea enero azul y que yo cante.
Bien la rosa en su claro palafrén.

Bien está que se viva y que se muera.
El sol, la luna, la creación entera,
salvo mi corazón, todo está bien”.
Eduardo Carranza

“¿Me acompañarás entonces
¡oh! Dulce niña?
Iremos lejos,
lejos.
Y si nos coge la noche
nos quedaremos a dormir
en un pequeño pueblo de la luna”.                                                                                                                                           -Luis Vidales-

“Testigos son la luna y los luceros
           que me enseñaron a esculpir tu nombre
sobre la proa azul de los veleros”.
                                                                                       Helcías Martán Góngora

Pero la poesía tiene otra forma de ser en la ciencia, la magia del número y el gracioso especular sobre las probabilidades; en este discurrir encontramos a científicos colombianos que han tenido nexos cercanos con la luna:

Los científicos Oswaldo Rey y Rodolfo Llinás y sus aportes notables para las misiones espaciales de la NASA.

Julio Garavito Armero, homenajeado por la Unión Astronómica Internacional al asignar su nombre a uno de los cráteres de la luna, por sus aportes al estudio  de influencias y fluctuaciones. Ingeniero civil, matemático y astrónomo, profesor de la Universidad Nacional y Director del Observatorio Astronómico. Su obra: Las tablas de la luna. Sus estudios en economía estuvieron dirigidos a recuperar el país después de las guerras civiles del siglo XIX  y su participación en la Comisión Corográfica facilitó el avance de los ferrocarriles y el reconocimiento de las fronteras.

Hemos encontrado que muchos colombianos miran y admiran a la luna, otros tantos la estudian, otros la sueñan y los más osados se la beben:

“Estoy borracho amada, tan borracho,
que si me vieras nunca pensarías,
que soy aquel romántico muchacho
que amaras con pasión en otros días…

Estoy borracho amada, la cerveza
tiene al bajar de mi garganta al pecho,
el acíbar fatal de mi despecho
y el amargo sabor de mi tristeza…

Pues siempre un ebrio fui, que en los destellos
de otras noches serenas y tranquilas
me embriagaba de amor en tus cabellos
y de luz me embriagaba en tus pupilas…

La luna entre mi vaso se ha caído
y tu recuerdo que el dolor aúnan,
en una sola pócima de olvido,
de un solo sorbo me bebí la luna”.
Anónimo.
-NLA-

DESIDERATA

-anaquel-nla-931/VI

 “Anónimo”  es uno de los escritores más  prolijos en todas las lenguas: todo escrito que aparece sin padre y tiene alguna importancia se le adjudica a este desconocido personaje, el mismo que no requiere prueba de ADN. En otros casos el desconocer a un autor  sirve para pasar por alto los derechos, dentro de lo que denominaríamos una piratería legal, paso obligado para convertir la obra en patrimonio popular.

“Desiderata” ha pasado por todos estos estados, al parecer como objeto de intereses comerciales. Por un lado “Anónimo” y por otro su posible autor Max Ehrmann, quien aseguró los derechos.

Max Ehrmann,  fue un abogado y poeta nacido en Indiana Estados Unidos. Desde el ejercicio de su profesión, siempre manifestó su deseo de dejar algo a la posteridad. Cumpliendo este propósito de vida  nos regaló a Desiderata: “Debería dejar un humilde regalo, un trozo de prosa que alcanzara nobles honores”.

Desiderata es una palabra de orígen latino cuyo significado encierra las mínimas pretensiones humanas: lo que hace parte de lo deseado y posiblemente logrado y que pasados los años, se va echando de menos. Interesante reflexión en torno a logros y vanalidades a espacios de vida y a una manera poética de sentirse vivo asumiendo las responsabilidades frente a los seres humanos y frente al mundo.

El poema fue publicado en 1948 en el libro de Max Ehrmann “Desiderata of happiness”, poco después de morir. Al entrar en controversia la aparición de esta obra, se empezaron a plantear conjeturas sobre su orígen, dándole un interesante toque de leyenda y misterio. La versión opuesta considera que Desiderata corresponde a un poema encontrado dentro de unos antiguos manuscritos de la iglesia de St. Paul de Baltimore (Maryland. USA), con un origen que se remonta a  1692. Miremos la versión original:

“Escucha entonces la sabiduría del sabio: 

“Camina plácidamente entre el ruido y las prisas, y recuerda que la paz puede encontrarse en el silencio. Mantén buenas relaciones con todos en tanto te sea posible, pero sin transigir. Di tu verdad tranquila y claramente; Y escucha a los demás, incluso al torpe y al ignorante. Ellos también tienen su historia.

Evita las personas ruidosas y agresivas, pues son vejaciones para el espíritu. Si te comparas con los demás, puedes volverte vanidoso y amargado porque siempre habrá personas más grandes o más pequeñas que tú. Disfruta de tus logros, así como de tus planes. Interésate en tu propia carrera; por muy humilde que sea, es un verdadero tesoro en las cambiantes vicisitudes del tiempo.

Sé cauto en tus negocios, porque el mundo está lleno de engaños. Pero no por esto te ciegues a la virtud que puedas encontrar; mucha gente lucha por altos ideales y en todas partes la vida está llena de heroísmo. Sé tu mismo. Especialmente no finjas afectos. Tampoco seas cínico respecto al amor, porque frente a toda aridez y desencanto, el amor es tan perenne como la hierba.

Acepta con cariño el consejo de los años, renunciando con elegancia a las cosas de juventud. Nutre la fuerza de tu espíritu para que te proteja en la inesperada desgracia, pero no te angusties con fantasías. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Más allá de una sana disciplina, sé amable contigo mismo. Eres una criatura del universo, al igual que los árboles y las estrellas; tienes derecho a estar aquí. Y, te resulte o no evidente, sin duda el universo se desenvuelve como debe.

Por lo tanto, mantente en paz con Dios, de cualquier modo que Le concibas, y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones, mantente en paz con tu alma en la ruidosa confusión de la vida. Aún con todas sus farsas, cargas y sueños rotos, éste sigue siendo un hermoso mundo. Ten cuidado y esfuérzate en ser feliz”. 
-NLA-

CASAS VIEJAS Y VIEJOS COLEGIOS

-anaquel-nla-933/VI

 “Quien vivió en esas casas de ayer, casas viejas que el tiempo bronceó…”

En 1960 el centro de Pereira era un hervidero de estudiantes. La mayor parte de los colegios ocupaban las viejas casonas, pertenecientes desde la fundación a las primeras familias que llegaron desde todos los lugares a poblar esta rica zona llena de sol, vientos suavizantes, tierra fértil, aguas limpias, paisajes de ladera de montaña y noches apacibles.

En la repartición de las tierras pertenecientes antes a la población nativa y considerada patrimonio de la familia Pereira, se hizo entrega de predios en promedio cuatro familias por manzana de cien metros la cuadra. Un lote de cincuenta por cincuenta era suficiente para construir una casona con más de diez habitaciones, pesebrera, patio en tierra y espacio para pastos con una vaca y un caballo, platanera, mangos, aguacates, jardín, huerta y servicio sanitario. En aquellas viejas casas cansadas de albergar y retoñar familias, se empezaron a organizar colegios.

Las niñas de la sociedad venían reclamando a las autoridades la construcción de un colegio; para el efecto se utilizó un predio en la calle 19 con carrera cuarta y la Compañía de María La Enseñanza, tomó las riendas de la dirección de una institución femenina. Los altorrelieves de la vieja fachada, aún recuerdan su construcción inicial. Muchos años después la comunidad vendió las instalaciones al municipio, el mismo que lo había cedido y se trasladó a la Avenida Circunvalar con calle 3, donde aún laboran. Este local lo heredó el Instituto Femenino hasta su traslado a la calle 17, frente a la iglesia de San José, donde estuvo el Batallón San Mateo. Con la muerte de su directora, Teresa Mejía Ocampo,  las nuevas directivas reclamaron nueva sede. El Instituto Femenino se dividió en dos instituciones que se disputaron la herencia de archivos y prestigio del antiguo colegio. El local fue cedido a la Curia para el funcionamiento del Seminario Menor y finalmente vendido para la construcción de un hotel.

Por la ubicación del colegio la Enseñanza, muchos colegios se asentaron en las viejas casonas del centro: el Colegio de las Madres Franciscanas conocido como el colegio de “Las Pachas”, el Gimnasio Pereira, el Instituto Caldas, el colegio de las Betlemitas, los Sagrados Corazones, el Liceo Pereira, el colegio De la Salle y el Liceo de los Andes, famoso por la rigidez de su rector, el Dr. Juvenal Mejía Córdoba, un erudito abogado que incursionó con gran éxito en la educación, la administración, la política y el ejercicio del derecho.

Al lado de estas instituciones fueron surgiendo numerosos establecimientos de educación primaria y secundaria del sector oficial e importantes escuelas de Comercio como la Gregg e Idesco. Los colegios beneficiados con buenas instalaciones fueron el colegio De la Salle y el Instituto Técnico Superior, frente al parque Olaya Herrera y el colegio Deogracias Cardona, en la calle 14 con avenida circunvalar.

Ante el avance de la ciudad aquellas plantas físicas fueron objeto de nuevos modelos de planeación urbana y después de unas  muy buenas negociaciones, los propietarios de estas instituciones, tomaron sus corotos y se trasladaron a la periferia de la ciudad.

De gran parte de esas viejas casas, unas pocas sobreviven con sus amplias salas, sus cómodos corredores, sus escalas crujientes, grandes ventanales y techos salientes; aún ofrecen sombra contra los soles de Agosto y protección contra las lluvias impertinentes de las dos de la tarde.
La ciudad creció y el urbanismo trazó nuevas rutas al progreso, las casas viejas dieron paso a las enormes construcciones de hormigón y a otra imagen de ciudad; y del hervidero escolar en el centro de Pereira en plena década del sesenta, sólo queda el recuerdo.
-NLA-

EL BRASIL DE LOS SUEÑOS 2009

El Instituto de Cultura Brasil Colombia –IBRACO-, organizó el Cuarto Concurso Literario - Homenaje a Nélida Piñón. Fueron Jurados: Carlos Castillo Cardona, Juan Gustavo Cobo Borda, María Fernanda Carvajal y Juan David Correa.

CUENTO GANADOR

SIN TÍTULO
 - Antonio Montaña

 “Cuando se dio cuenta de que la naturaleza de un hombre cualquiera saciaría su deseo, sintió compasión. Extraña compasión, que se dirigía a quien fuera que fuese el escogido. Ya que competía al hombre sucumbir ante las propuestas, sin derecho a rechazarlas”…  
 
Era febrero. La brisa traía olor de carnaval y acarajé. Caminó sin prisa mirando las junturas del enladrillado; un  pie a la derecha, un  pie a la izquierda, sin pisar línea.   De pronto era como bailar; uno, dos, tres,  pie derecho, pie izquierdo: ya no pensaba en él, que no importa cual fuera.  Pensaba en bailar zamba o mere cumbé no importa  si se va bailando. No habrá tropezón.  Va bailando  ay  eh.   Cintura y pierna. 
 
Es el momento de mover lo que uno tiene por dentro para que salga el ritmo. El hombre no importa ya, lo que necesita es mover los bajos y los pies, pa lante, pa tras Bambé  falta la tambora, se oyó resonar ayer. Es febrero y hay que comer acarajé:   sentir la grasa pringar los labios ya sabe a camarón y a batapá.  Muerde la masa que cruje;     dejar que se disuelva mientras das un paso adelante  y otro al lado, sin pisar junturas un, dos, tres.  Ya no hay tambora. 

El cuerpo sabe para donde ir.  Habrá meneo.  El cielo de febrero es azul, ni una nube, el mar abajo verdea y suena a maraca rastrillando la playa, allá donde estuvo una vez con  Bambé, el hombre grande de sonrisa clara, de abrazo cálido. 

Bambé tenía dieciocho años y ella tal vez dos más.  Primero fue bailar, luego retozar y al final, en el suelo, fue cuando vio los luceros brillar.   “Se hizo tarde, Bambé y me van  a regañar”. Padre me levantará la mano – esta no es hora de llegar – ya soy grande papá y tengo novio y bailo forro y zamba.

La ira no duró mucho.  A penas fue un bofetón.  Ahora la carajé sabía amargo. Pero eso fue ayer  un ayer distante, en un febrero mucho más lejano que comenzó en los finales de enero cuando cerró la escuela y llegó a Acatí el circo: traía leones, saltadores en moto, micos bailarines, caballos blancos y una mujercita joven vestida de rojo marañón que bailaba sobre la silla y sin perder el paso daba una vuelta a la pista.  Bambé estaba en lo alto.  Lo vio trepado en una especie de canasta de globo aerostático.  La luz lo enfocó, era moreno y enorme.  Se aterró cuando lo vio dispuesto a saltar está loco, se va a matar, pero no: saeta de pronto impulsado por quien sabe qué se tiró al aire, abierto los brazos, como si quisiera volar y voló.

No ahora Bambé se mecía en una cuerda.  La había atrapado donde  nadie lo pudo ver y aferrado a ella, penduliaba a la una, a las dos, a las tres  Bambé tocó con los pies la bandera roja  y al otro lado de la silla brilló la silla del trapecio:  resonaron los tambores batiendo un largo suspiro de piel. 
Ya no parecían corazón sino tempestad.  Bambé vestía de blanco, por eso se le miraba tan negro, después supo ella que el brillo no era imaginado sino reflejo de luz en las lentejuelas: pequeños espejos donde no se miraba nadie  - No vale nada.  Tu no te puedes casar con un titiritero, con un saltarín  ni con un muñeco de feria.  No pensaba en casarse.  Eso no se piensa nunca.  Quería gozarlo como la otra vez. Tenerlo dentro de su cuerpo.  Y esa vez fue la primera cuando pensó  que lo maravilloso no era el meneo sino la distancia que ella le impusiera. 

Bambé no pensaría en casorio de esos con lujos.  Y sí, acaso en el jolgorio preliminar ¿Quién iba a pagar los gastos?  Bambé ganaba poco, arriesgaba mucho y se le ocurrió pensarse de viuda, vestida de negro, como Eugenia su pariente que no se quitó el luto sino meses después del entierro de su hombre: el que la llevó al altar en Aracatí y le puso pieza en Messejana.  Elegante el sitio como de jugador del Palmeiras, con cortinas buenas para tapar el sol que entraba a raudales y el viento  que entraba los martes, los jueves, los miércoles y los lunes a rociar  de arena la casa entera: desde la cocina hasta la cama doble magnífica con cobertor comprado en Recife en un mercado muy bueno, costoso debía ser, por eso era tan bello. 

Todo se fue destiñendo: mucho sol mucha arena.  Tal vez se vestiría de viuda si los trajes fueran azules; el azul le quedaba bien, el negro reñía con su piel cobriza y ese pelo ensortijado  que de niña sólo se dejaba peinar por el viento. No, mejor bailar que pensar tristezas.  Siguió camino hacía el norte allá donde venía el viento  que arrastraba el sonido de la fiesta.  Se pondría un disfraz, un sombrero colorado tachonado con lentejuelas  para que todos llegaran a mirarse en ella.  Y  recordó a Bambé, sí lo que quería era tenerlo a él, sólo a él, a Bambé.  Para que entonces bailar.

SEGUNDO PREMIO:

LA SOMBRA DE LA MOSCA
Mauricio Zúñiga Cuéllar

“Cuando se dio cuenta de que la naturaleza de un hombre cualquiera saciaría su deseo, sintió compasión. Extraña compasión, que se dirigía a quien fuera que fuese el escogido. Ya que competía al hombre sucumbir ante las propuestas, sin derecho a rechazarlas…”

Esto fue lo último que ella alcanzó a leer de su cuento favorito “La Naturaleza del Trabajo” de Nélida Piñón, porque justo en ese momento una mosca, que disimuladamente había entrado por la ventana, voló delante de sus ojos y se paró entre las palabras “extraña” y “compasión”. Ella usualmente le tenía un asco impulsivo a estos diminutos seres, pero esta mosca en particular no le pareció tan fea, no le pareció tan sucia, no le pareció tan despreciable. Incluso, le dio la impresión de que la mosca la miraba a los ojos, con sus múltiples ojos, y leía lo que estaba pensando.

La verdad le daba un poco de vergüenza que se diera cuenta lo que por su mente estaba pasando, que se sentía muy identificada con el texto. Se debatía entre lo ridículo de que se diera cuenta de eso, el ridículo de creer que a una mosca le importara lo que ella pensaba, y el ridículo de que una mosca pudiera leer su mente. Pero la verdad es que esta estaba ahí, con los ojos clavados en los suyos, sin inmutarse, sin mover sus sucias patas como debiera estar haciendo, simplemente ahí, penetrándola con cada uno de sus ojos, casi que cuestionándola por sus pensamientos.

Esto le empezó a desesperar. Ninguna mosca tenía el derecho de cuestionarla, ella podía vivir su vida como quisiera, simplemente no estaba dispuesta a tolerarlo. En ese momento un mórbido pensamiento pasó por su mente ¡qué fácil sería simplemente cerrar el libro de un golpe! Lo pensó con mucho detalle, la mosca, con sus múltiples ojos, observaría como esas dos paredes de celulosa se irían cerrando a sus lados sin alcanzar a reaccionar, se sentiría atrapada, ahogada, aprisionada, mientras las letras y los espacios irían comprimiendo su cuerpo; tal vez cada uno de sus ojos saltaría de sus cuencas y así no la podrían seguir observando, quedaría completamente aplastada, inerme, inerte; incluso tal vez destripada y desparramada por la hoja, cubriendo y cambiando el significado a las palabras que la rodeaban. Eso la estremeció un poco, no quería hacerle eso a ese texto que tanto disfrutaba pero que no había podido seguir leyendo.

Pensó en otras alternativas, usar veneno, un matamoscas, un espray de pimienta (con todos esos ojos debería ser efectivo), su máquina de choques eléctricos; pero todo eso podría dejar un rastro en su obra de arte, y era algo que definitivamente no quería hacer. Así que probó otros métodos, dejó el libro en la mesa y empezó a insultar a la mosca, a tratar de ofenderla con toda la jerga que se le ocurría, pero la mosca seguía inmutable, observándola, cuestionándola. Entonces optó por la compasión, y lloró abundantemente delante del libro (cuidando de no mojarlo), pero el minúsculo corazón de la mosca no se conmovió y no se movió ni una letra. Incluso intentó con la ley del hielo, y se hizo la fría sin dirigirle la palabra a la mosca por eternos minutos, pero esta era testaruda y ni así logró generar reacción en ella.

Así continuó toda la noche, con un intento frustrado tras otro, hasta que, rendida y sin nada de energías, se quedó dormida en la alfombra donde se encontraba. La mosca continuó ahí toda la noche, y al despertar, ahí la vio, igual que en la tarde, la noche, y el día siguiente. Ella poco a poco empezó a resignarse y a convivir con aquella mosca. Como supuso que nunca más podría cerrar y guardar su libro, le consiguió un estante solo para él, donde pudiera permanecer abierto sin problemas, y así, poco a poco fue cambiando la decoración de su casa, de su vida, de su ser.

CONCURSANTE  
Sin premio y sin mención:

EL REGRESO
Neverg Londoño Arias


-anaquel-nla-922/VI
“Cuando se dio cuenta de que la naturaleza de un hombre cualquiera saciaría su deseo, sintió compasión. Extraña compasión, que se dirigía a quien fuera que fuese el escogido. Ya que competía al hombre sucumbir ante las propuestas, sin derecho a rechazarlas”… (Nélida Piñón)

En ese instante, una oleada de calor recorrió su cuerpo y empezó a sofocarlo… Sentado en el descanso de la alberca miró la ciudad, desvió su atención hacia el cielo y disipó su ansiedad.

 ¡Este es mi hombre!… El aceptó su miedo e intentó retroceder pero lo impidió un raro cansancio.

¡Llegas tarde a la cita! concluyó…

Caminaron hacia un lugar aprendido en otro momento; recordó a Rodolfo Dos Santos y su figura desnuda frente al espejo en el cuarto de las mujeres el día que renunció a su parentesco de familia. Las cosas alrededor vibraron por el ímpetu de la agresión consentida, al tiempo que las figuras se repetían sobre la superficie virginal de los espejos.

Mariana preocupada por el inusitado vibrar de la casa y los quejidos empalagosos del placer cumplido, los encontró tendidos sobre el piso entre sábanas cómplices enrolladas como almohadas. Invocando la memoria de las santas mujeres de la familia, les increpó con firmeza: le prohibió a él, visitar la casa para siempre y a ella la confinó a la vida espiritual para que lavara su cuerpo y su alma en el convento de las Hermanas Tolentinas.

Sorprendida al percibir el arrullo lejano de una voz indescifrable, entendió los ecos de los hombres de otros tiempos, mensajeros ocultos de la afrenta de la abuela que la condenó a una cárcel de oración y al acoso enfermizo de todos los días. En aquellos lugares de reclusión  sólo bastaba tener piel carnosa y zapote prieto, para convertirse en bocado apetecible para todos.

Los privilegios, desde su llegada, incluían a la hermana Pureza como dama de compañía. Una noche en que ambas eran presas del insomnio, como una forma de evitar esos largos silencios, contó que fue obligada a terminar un sórdido romance con el capellán anterior, un anciano sacerdote, a quien sirvió de enfermera, el mismo que descubrió un Latouret cuyos espasmos repercutían en maldiciones para todos los santos. Su crisis se acrecentó el día que el sol los sorprendió semidesnudos frente a la imagen impasible del Cristo del Corcovado.

Al terminar los maitines, conoció a Francois, un habilidoso jardinero, de quien se rumoraba que poseía unas manos privilegiadas para la caricia y para provocar cierto éxtasis en las flores. Recogido por el capellán  una tarde que los maestros en huelga huían de los militares, contó que había escapado de la Cárcel de Cayena dentro del grupo de prófugos que comandó “Papillón”; aclaró que su participación en la querella de los maestros había sido algo casual:  los manifestantes en retirada, lo arrojaron contra las puertas del convento.

Se volvió diestro en todos los oficios incluyendo el de terapeuta de apoyo cuando las monjas adquirían una fuerza descomunal durante sus delirios de luna llena y en las temporadas de las posesiones diabólicas.

Un mes después de su reclusión, la vigilia de sus exigencias interiores la obligó a romper los protocolos: la noche del lunes buscó la alcoba del jardinero, pero el crujir de una puerta lo alertó; un cuerpo de mujer enredado en hábitos escapó hacia la capilla; la sombra copiada por la débil luz sobre el altar, mostró un brusco movimiento de cabeza que identificó la fugitiva.

En el nuevo intento, la mesa de carpintería sirvió de lecho; aún se escuchaban los pasos de las últimas monjas después de la oración matinal y Francois Monamour era solicitado para dar rienda suelta a sus apetitos. Dos horas después escuchó que se buscaba a la novicia, para la oración de medio día. En la capilla solitaria fue encontrada en un rictus especial que más que de piedad, parecía de agradecimiento.

El taller y la alcoba del jardinero conectaban con la sacristía y su control a cargo de la ecónoma, una anciana que entonaba en un susurro de eses un rosario inacabado para evitar las tentaciones seniles y lograr que el presupuesto estirara hasta los límites de las necesidades.

Desde el vestidero del almacén la mujer salió luciendo un sencillo traje de campesina, pañuelo atado a la cabeza y chanclas sueltas; empacó sus hábitos mientras el jardinero, realizaba el pago. La ducha con agua fría les hizo sentir las molestias de golpes y raspaduras; la difícil escapada escalando el alto muro que conectaba el convento con el cementerio, tuvo su recompensa: ahora reposaban plácidamente en el cuarto de un hotel, alejados de todas las habladurías.

¡Regresaré a Salvador!

Los ahorros estaban agotados y su padre, negado a contrariar la decisión de Mariana, estaba enterado de aquellos planes que habían creado gran revuelo en la comunidad religiosa. La noticia fue conocida en todo el país y la imagen del fugitivo apareció solo una vez publicada en los diarios de la mañana; identificado por la policía cerca al hotel, fue detenido y regresado a Cayena… la mujer desapareció en las calles de la gran ciudad.

Quince años después del encuentro con Rodolfo Dos Santos, aún añoraba esa primera vez. Su cuerpo bien conservado vibraba ante el asedio del aliento masculino del cual se apropiaba con una fuerza descomunal que le salía de las entrañas… deseaba  absorber cada espacio de vida de ese macho sobre el cual cabalgaba…

Al observarlo en el silencio del reposo, algo extraño y lejano percibió… Su cuerpo parecía recordar esa piel y vibrar en torno a ella; pero su alma no lograba aceptarlo, talvez uno más con algún rasgo similar a uno de tantos que cruzó su camino en otras odiseas de alcoba.

¿Realmente quién eres?- preguntó la mujer.

Soy una nave cansada que regresa al puerto – replicó el hombre, antes de sumirse en un sueño profundo… 
-NLA-