“SE LA MONTARON”
Recientes episodios de violencia escolar en algunas instituciones
docentes del país, han vuelto a dar actualidad al tema del matoneo.
Este tipo de comportamiento se refiere a una acción de intimidación, que
lleva el propósito de destruir a un oponente seleccionado por su debilidad y
que permite a un agresor fuerte, una acción continuada de hostigamiento y
desgaste.
El matoneo se conoce como acoso escolar, hostigamiento escolar, matonaje
escolar, matoneo, montada, agresión psicológica, minimización del otro y
bullying.
El matoneo se hace común en el ambiente escolar, en plena adolescencia;
y es soterrado y secreto. Tiene como escenario el aula de clases, el patio de recreos y las zonas
periféricas a la institución y puede continuar en la vida adulta, con las mismas
características.
Se manifiesta a través
del bloqueo social a la víctima, impidiendo juegos y comunicación, provocando
su llanto; hostigando con el desprecio, la burla, y el apodo; presentando una
imagen negativa desde la manipulación social; y por la coacción, obligando a
hacer cosas contra la voluntad. Se trata de generar un vacío en el entorno
desde la exclusión social; y por la intimidación, induciendo al miedo con
amenazas contra la integridad física.
En algunas formas de
matoneo se llega a exigir dinero a cambio de no golpear, no chantajear con
secretos, no hacer uso del maltrato físico, y psicológico, no realizar ataques
en grupo ni retos de pandillas, excluir el envío de mensajes, llamadas
insultantes y el no maltrato a los animales.
En el matoneo se cuenta
con tres actores: una víctima débil: poco atlética, poco sociable,
perteneciente a un grupo rival, que
sobresale académicamente (nerd) o posee excesivos principios morales. Una de estas
características o todas ellas la hacen vulnerable frente al agresor. El
agredido ve con gran frustración
como sus pertenencias son dañadas, cómo es aislado por sus compañeros; cómo
debe evitar las reuniones sociales. Cada vez es más tímido y retraído,
reacciona llorando y es propenso a depresiones severas e intentos de suicidio.
El matón es el más fuerte, el macho, el líder, el maltratador, el niño
tirano; producto de frustraciones, que lo obligan a descargar responsabilidades
en una víctima, que le hace visibles sus
debilidades. Procede regularmente de un
entorno familiar conflictivo: padres matones, de difícil convivencia, una
formación con mínimo control y poca tolerancia a la frustración. Son también los niños(as) que viven
llenos de compensaciones y que “aspiran
a todo sin renunciar a nada para conseguirlo y sin necesidad de esforzarse”. Buscan minimizar para establecer
espacios de dominio y obtener algún resultado favorable; además de satisfacer una íntima
necesidad de dominar, utilizan la exclusión y la subvaloración para obtener
reconocimiento.
El grupo de apoyo, se suma de manera incondicional a las exigencias del matón, por
admiración o por miedo. Aprueba las conductas de su líder y participa en
las acciones de maltrato y minimización de la víctima.
El matoneo escolar se
manifiesta ante la poca presencia de personas que poseen la formación apropiada
en el manejo de conflictos y la
autoridad para controlar el comportamiento de los estudiantes en el medio
escolar.
El panorama se
acrecienta cuando algunos educadores y acudientes de los estudiantes apoyan el
matoneo desde su silencio y sus comentarios.
Para manejar el problema se debe
buscar una intervención adecuada sobre
un hogar sólido que brinde amor y respeto; unos
medios de comunicación responsables desde la autorregulación y una
institución escolar con unos docentes formados en mediación, diálogo y
negociación.
La intimidación no se puede aceptar
bajo ningún aspecto: “ni pasividad, ni agresión, sólo asertividad”. Al niño(a)
hay que dotarlo de defensas y facilitarle un ambiente social en el cual pueda
alternar con sus amigos para lograr hacer uso de su derecho a disfrutar una
vida feliz.
(Blog:
nlapsicoterapiaad.blogspot.com)
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