martes, 8 de mayo de 2012


“SE LA MONTARON”

Recientes episodios de violencia escolar en algunas instituciones docentes del país, han vuelto a dar actualidad al tema del matoneo.

Este tipo de comportamiento se refiere a una acción de intimidación, que lleva el propósito de destruir a un oponente seleccionado por su debilidad y que permite a un agresor fuerte, una acción continuada de hostigamiento y desgaste.

El matoneo se conoce como acoso escolar, hostigamiento escolar, matonaje escolar, matoneo, montada, agresión psicológica, minimización del otro y bullying.

El matoneo se hace común en el ambiente escolar, en plena adolescencia; y es soterrado y secreto. Tiene como escenario el aula de clases, el patio de recreos y las zonas periféricas a la institución y puede continuar en la vida adulta, con las mismas características.

Se manifiesta a través del bloqueo social a la víctima, impidiendo juegos y comunicación, provocando su llanto; hostigando con el desprecio, la burla, y el apodo; presentando una imagen negativa desde la manipulación social; y por la coacción, obligando a hacer cosas contra la voluntad. Se trata de generar un vacío en el entorno desde la exclusión social; y por la intimidación, induciendo al miedo con amenazas contra la integridad física.

En algunas formas de matoneo se llega a exigir dinero a cambio de no golpear, no chantajear con secretos, no hacer uso del maltrato físico, y psicológico, no realizar ataques en grupo ni retos de pandillas, excluir el envío de mensajes, llamadas insultantes y el no maltrato a los animales.

En el matoneo se cuenta con tres actores: una víctima débil: poco atlética, poco sociable, perteneciente  a un grupo rival, que sobresale académicamente (nerd) o posee excesivos principios morales. Una de estas características o todas ellas la hacen vulnerable frente al agresor. El agredido ve con gran frustración como sus pertenencias son dañadas, cómo es aislado por sus compañeros; cómo debe evitar las reuniones sociales. Cada vez es más tímido y retraído, reacciona llorando y es propenso a depresiones severas e intentos de suicidio.

El matón es el más fuerte, el macho, el líder, el maltratador, el niño tirano; producto de frustraciones, que lo obligan a descargar responsabilidades en una víctima,  que le hace visibles sus debilidades. Procede regularmente  de un entorno familiar conflictivo: padres matones, de difícil convivencia, una formación con mínimo control y poca tolerancia a la frustración. Son también los niños(as) que viven llenos de compensaciones y que  “aspiran a todo sin renunciar a nada para conseguirlo y sin necesidad de esforzarse”.  Buscan  minimizar para establecer espacios de dominio y obtener algún resultado favorable; además de satisfacer una íntima necesidad de dominar, utilizan la exclusión y la subvaloración para obtener reconocimiento.

El grupo de apoyo, se suma de manera incondicional a las exigencias del matón, por admiración o por miedo. Aprueba las conductas de su líder y participa en las acciones de maltrato y minimización de la víctima.

El matoneo escolar se manifiesta ante la poca presencia de personas que poseen la formación apropiada en  el manejo de conflictos y la autoridad para controlar el comportamiento de los estudiantes en el medio escolar.

El panorama se acrecienta cuando algunos educadores y acudientes de los estudiantes apoyan el matoneo desde su silencio y sus comentarios.

Para manejar el problema se debe buscar  una intervención adecuada sobre un hogar sólido que brinde amor y respeto; unos  medios de comunicación responsables desde la autorregulación y una institución escolar con unos docentes formados en mediación, diálogo y negociación. 

La intimidación no se puede aceptar bajo ningún aspecto: “ni pasividad, ni agresión, sólo asertividad”. Al niño(a) hay que dotarlo de defensas y facilitarle un ambiente social en el cual pueda alternar con sus amigos para lograr hacer uso de su derecho a disfrutar una vida feliz.
(Blog: nlapsicoterapiaad.blogspot.com)

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