martes, 7 de agosto de 2012


FIESTA PATRIA EN LA ESCUELA


Durante muchos años la enseñanza de la Historia de Colombia ponderaba el sentido de la guerra y el valor de los guerreros. Se detallaba la gesta de la conquista como acto de valor en una lucha contra el canibalismo y la herejía de los indios, de acuerdo con la versión del conquistador. Posteriormente se magnificaba la llamada gesta emancipadora; la guerra, contra unos españoles villanos y unos patriotas “héroes”, dignos de respeto y admiración.

En cada salón de clases, al lado del Corazón de Jesús se encontraba la imagen de Bolívar en uniforme de general. En las paredes laterales se mostraban las imágenes de unos militares de patillas alargadas y cabello liso o ensortijado, con la mirada perdida en el rincón de las escobas.

Para toda conmemoración, cada institución escolar contaba con su “Banda de Guerra” que desfilaba por las calles de la ciudad, luciendo su uniforme de gala, estilo militar.

El acto de Honores al Pabellón Nacional, comprendía: Izada de la bandera, por los estudiantes destacados, Himno Nacional cantado por toda la comunidad y declamación de la Oración Patria.

La dramatización de la batalla de Boyacá se hacía en el patio de recreos, con el uso de palos de escoba simulando las armas. Allí la historia tenía sus reveses porque en más de una oportunidad Bolívar y Santander debían huir despavoridos a refugiarse en los sanitarios, ante la furia de unos chapetones malhablados y decididos a no dejarse golpear en la arremetida brutal de los patriotas de turno.

Posteriormente en las horas de clase, en medio de la somnolencia de las dos de la tarde,  Arturito trataba de enderezar el asunto porque la guerra era necesaria para salvarnos del yugo de los españoles. Pensábamos que tal vez era la manera de darle salida a su malquerencia con Don Julio César, el Director de la escuela, quien decía ser español de Barcelona, tal vez, de ese bello pueblo perdido en las montañas del Quindío.

El precedente de este relato se encuentra en el descubrimiento, desde el cual las guerras empezaron a ser necesarias para derrotar a los nativos. Los españoles tomaron la tierra, las riquezas y demás pertenencias de los vencidos, los esclavizaron y empezaron a adoctrinarlos para sacarlos del infierno de la idolatría.

Desde ese momento, España montó un gobierno de virreyes para administrar sus posesiones. Administración a distancia que adolecía de todos los vicios del poder y que daba respuestas tardías a los reclamos de los americanos.

La riqueza tomada de los pueblos sometidos, solamente servía para sostener innumerables guerras que la metrópoli enfrentaba con sus vecinos. España estaba en quiebra. Por otro lado, los criollos ricos reclamaban títulos nobiliarios y participación en la administración de las colonias.

La protesta no se hizo esperar; los Comuneros se sublevaron en un reclamo justo; pero aceptaron las negociaciones, arriaron sus banderas y fueron traicionados y ajusticiados con la venia de los negociadores.

Poco tiempo después empezaron a llegar noticias de otras guerras y revueltas: Independencia de Estados Unidos contra Inglaterra en 1783; la Revolución Francesa de 1789 contra la monarquía y la independencia de Haití de la tutela de Francia en 1804.

Las guerras de independencia marcaron nuevos rumbos para todos los países de América. Muchas guerras, mucha desolación y muerte. La Nueva Granada tuvo su triunfo definitivo contra España en la batalla del 7 de Agosto de 1819 en el puente sobre el río Teatinos en Boyacá.

Cuando todo parecía culminar en esta fecha, los intereses personales y de grupo generaron cientos de rivalidades y el país tuvo la ingrata experiencia de varias guerras civiles, apoyadas por constituciones que permitían la venta libre de armas y la insurrección armada.

El trabajo y la fe en la capacidad del colombiano que lucha día a día por tener una patria mejor, se convierten en los alicientes para esperar que cada año, sea el año de la paz que se anhela desde el día aquel que se dio el primer levantamiento por la dignidad y el respeto, en un país que sigue mereciendo un mejor futuro.
-NLA-

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