martes, 4 de octubre de 2011

UN POCO DE DISCIPLINA



Cada momento de la vida se está aprendiendo algo, se están reconociendo las cosas, estableciendo comparaciones y estimulando los sentidos para tomar lo novedoso que trae el instante siguiente. La vida en familia es el facilitador primario de los conocimientos y la primera etapa en los procesos de socialización; allí se definen modelos de autoridad, de comportamiento y de persona que a la postre determinarán conductas para toda la vida. Por estas razones, todo tipo de aprendizaje debe ser simple, sin sobresaltos y en ningún momento puede ser causa de llanto o pataletas.

Cuando los primeros comportamientos son producto del buen trato, el amor y el convencimiento de que toda acción está encaminada a procurar la felicidad, nuestra comodidad y la de los demás; se logran puntos a favor.

En el ingreso a una institución educativa, los patrones de comportamiento tienen la designación de disciplina, dentro de la persistencia de un modelo de autoridad que actúa hacia un grupo. Allí se obra de acuerdo con los objetivos básicos que establecen  lo que es permitido hacer y en qué momentos, como imagen del comportamiento de una familia extensa: la comunidad educativa. La disciplina o el cómo se debe actuar, no encierra nada negativo. Está proyectada a fortalecer y ampliar la cultura del buen trato.

El comportamiento surge del convenio social en el cual se define lo bueno, lo malo, lo correcto, lo incorrecto, lo verdadero y lo falso, aspectos encaminados al bien común y al desarrollo armónico y organizado de la personalidad y del ente social. Espacios demarcados para la ética y la moral; fuente de las leyes, las normas, los derechos y los deberes.

Derecho es lo que me pertenece, lo que debo recibir; deber es la respuesta sobre lo que recibo, lo que debo entregar. Derechos y deberes son inherentes a todos los seres vivos, conducen a estar mejor y en armonía desde adecuados comportamientos. Tanto en el hogar como en la Institución Educativa el tema de derechos y deberes debe ser lugar común en cada uno de sus espacios, por sus afinidades con los propósitos básicos que las determinan.

El resquebrajamiento de los derechos repercuten en el desmoronamiento de los deberes: la anarquía dentro de la ley y la mínina operancia de la autoridad. Por estas razones surgen paliativos como la humildad, la paciencia y la tolerancia, para lograr la convivencia, ante esos incumplimientos de los convenios sociales. El autoritarismo y la permisividad, también van en contra de todo derecho y todo deber. El punto medio sólo concilia con  el reconocimiento y el respeto de los espacios que a cada instancia pertenece.

Uno de los temas que puede servirnos para medir la importancia de estas reflexiones, es el referente a la puntualidad, considerada un derecho, tanto como un deber. Reúne en sí, el respeto al otro desde el reconocimiento de su presencia e importancia, además de servir de norma general en toda actividad escolar y laboral.

Como la llegada al mundo escolar trae mucha felicidad; la adaptación a medios restrictivos, puede también hacer fatal esa primera experiencia de socialización, ante la dificultad de entender los lenguajes de la llamada disciplina. Es el momento para que Institución Educativa y familia actúen en forma consistente, generando continuidad en la línea de exigencias, reconociendo los aciertos y aplicando correctivos con lógica y con amor, cuando la respuesta no es la esperada.
        
Si se tiene en cuenta que los comportamientos son multicausales, no es prudente calificarlos desde el disgusto o el prejuicio. Es atinado explorar el problema para entender que a veces es difícil, tanto para niños/as como adolescentes y adultos, controlar las emociones. Estas razones son valederas para llegar a aceptar que los niños/as indisciplinados o inquietos pueden ser orientados a canalizar sus energías hacia actividades que demanden tiempo y movimiento, donde se encuentre otra manera de actuar, una nueva y talvez feliz manera de vivir en comunidad y de asumir el comportamiento que los hace sentir bien.

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