El célebre personaje de Aple Computer y Pixar Animation Studios, fallecido recientemente, nos dejó una lección de vida resumida en su intervención en la ceremonia de graduación del 12 de Junio de 2005, en la Universidad de Stanford. Steve Jobs, un hombre tocado por la genialidad, cuenta su periplo desde tres momentos de vida, tres historias que lo hicieron grande:
La primera historia recuerda a la madre biológica- estudiante universitaria- quien al darse cuenta de su embarazo decide dar el niño en adopción a estudiantes graduados; los padres adoptivos, en lista de espera, no eran graduados pero prometieron que el niño algún día iría a la universidad:
“Elegí una universidad casi tan cara como Stanford y todos los ahorros de mis padres, de clase obrera fueron gastados en mi matrícula. No tenía idea de lo que quería hacer con mi vida y no tenía idea de la manera en que la universidad me iba a ayudar a deducirlo… Así que decidí retirarme y confiar en que todo iba a resultar bien”.
Cara a cara con la vida duerme en el piso de los dormitorios de los amigos y con gran dificultad consigue alimentación. Estudia caligrafía para tratar de hacer algo en medio de una vida disipada y carente de horizontes. Diez años después al diseñar la primera computadora Macintosh, todo lo aprendido tuvo sentido:
“No pueden conectar los puntos mirando hacia el futuro; solamente pueden conectarlos mirando hacia el pasado. Tienen que confiar en que los puntos de alguna manera se conectarán en su futuro. Tienen que confiar en algo”.
El amor y la pérdida lo ubican en la segunda historia; uno de esos espacios en los cuales se abre una puerta para llegar al encuentro con el destino en un momento de decisiones:
“Fui afortunado, Woz y yo comenzamos Apple en el garaje de mis padres cuando tenía 20 años”.
Diez años después, ya tenía una compañía exitosa que reportaba grandes dividendos, pero fue despedido de su empresa. Aparece nuevamente en la vida “el ¿qué hacer?” Sintió que aún amaba lo que hacía y era necesario empezar de nuevo:
“La pesadez de ser exitoso fue reemplazada por la liviandad de ser un principiante otra vez, menos seguro de todo. Me liberó para entrar en una de las etapas más creativas de mi vida”
Nuevas experiencias en NeXT, Pixar, el cine animado por computador, el matrimonio y el regreso a Apple:
“En ocasiones la vida te golpea con un ladrillo en la cabeza. No pierdan la fe… Yo amaba lo que hacía. Tienen que encontrar eso que aman”.
Una tercera historia lo coloca en límites con la muerte:
“Si vives cada día como si fuera el último, es muy probable que algún día hagas lo correcto”.
Cuando el diagnóstico fue cáncer en el páncreas le dieron pocos meses de vida:
“Significa intentar decirle a tus hijos todo lo que pensabas decirles en los próximos 10 años… Significa despedirte”.
Después de la cirugía, todo fue aplazado:
“Nadie quiere morir. Incluso la gente que quiere ir al cielo, no quiere morir para llegar allá. La muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y es como debe ser porque la muerte es muy probable que sea la mejor invención de la vida. Es el agente de cambio de la vida. Elimina lo viejo para dejar paso a lo nuevo”.
Finalmente reitera la necesidad de la fe en sí mismo:
“No permitan que el ruido de las opiniones ajenas silencien su propia voz interior. Y más importante todavía, tengan el valor de seguir su corazón e intuición, que de alguna manera ya saben lo que realmente quieren llegar a ser”.
Es entonces cuando hace mención de la última edición de “The whole earth Catalog”; en la tapa trasera mostraba la fotografía de una carretera y un titular, que resumía el paso por la vida:
“Manténganse hambrientos. Manténganse descabellados”.
Invitación a la gente nueva por el conocimiento y la constancia para lograr esa identidad con lo que se desea llegar a ser.
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